De mayor, quiero ser mamá
Sí, mamá. Hoy no queremos ser ni artistas, ni astronautas, ni doctoras, ni maestras, ni bomberos. Queremos ser mamás y queremos ser papás. Y es que ser mamá y papá es todo un regalo de la naturaleza sí, pero un regalo de la naturaleza accesible en la actualidad tan sólo para unos cuantos afortunados.
Porque, seamos sinceros, criar un hijo además de salir caro requiere de la estabilidad de un entorno económico del que muy pocos jóvenes gozan hoy. Un entorno en el que si difícil es encontrar un empleo en el que las palabras estable y sueldo digno aparezcan, emanciparse es algo más que una misión complicada y la compra de una nueva primera vivienda donde crear una familia, ciencia ficción. Con este panorama, que además tiene pocos visos de cambiar, los jóvenes y ya no tan jóvenes, retrasan y retrasan la edad para ser papás de modo que en 2011 la edad media de las mujeres que tienen su primer hijo ascendió a 31,06 años, un año más tarde que en 2010… e in crescendo. Y mientras tanto toca escuchar aquello de que hoy hay falta de instinto maternal; aquello de que hoy los jóvenes prefieren vivir la juventud intensamente y sin responsabilidades antes de estabilizarse y asumir el compromiso de comenzar la crianza; o aquello de que la incorporación de la mujer al trabajo ha hecho más difícil el conciliar la vida laboral y familiar. Demasiadas teorías para evitar una realidad que además a medio y largo plazo tendrá una serie de efectos sobre la economía española: madres primerizas cada vez mayores que finalmente deciden tener menos hijos puesto que cuanto más se retrasa la primera maternidad, más posibilidades hay de no poder engendrar más hijos por razones meramente físicas.
Isabel García
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