Compartiendo el poder

Mª Ángeles TejadaMª Ángeles Tejada

Según los datos de la Comisión Europea de principios de este año, en las empresas de la UE solo un 13,7 % de los miembros de consejos de administración de empresas son mujeres. Pero lo más curioso del caso, es que se gradúan en las Universidades más del 60% de mujeres, por tanto con amplia mayoría sobre los hombres. Claro que todo eso tiene una importancia relativa y no deja de ser la misma retórica de siempre; mientras tanto, nuestras congéneres políticas con la Sra. Reding al frente, están defendiendo actualmente un sistema de cuotas de hasta el 40%.
 
Hasta ahí los datos, pero lo importante es compartir la reflexión ante este hecho, que es lo que voy a tratar de hacer. El primer mensaje, que para mí es el más importante, es que existe una conciencia general de agravio hacia el sexo femenino en el mundo de la empresa y una cierta disposición, naturalmente movida por mujeres, para solucionarlo. En mi caso, y por mi experiencia como empresaria y directiva en los últimos 36 años, la mayoría de mujeres directivas que conozco siempre alientan la participación de sus colaboradores, no tenemos ningún problema en compartir el poder y la información, y tratamos de canalizar el potencial de las personas que dependen de nuestra función directiva.
 
Lo segundo y muy paradójico es que no hace falta ser universitario para dirigir o pertenecer a órganos de gobierno, eso se manifiesta cada día en la vida pública, especialmente en nuestro país, donde cualquiera puede ser ministro de algo, sin tener mayor idea. Y yo pienso, que eso es posible, siempre y cuando tenga competencias de liderazgo para organizar, administrar y ocuparse, poniendo mucho sentido común y la mejor actitud, para que el equipo cumpla los objetivos  propuestos de forma eficiente; al fin y al cabo, liderar no es otra cosa que conseguir, que cada uno haga “a gusto” lo que debe hacer.
 
Lo tercero y de ello estoy convencida, es que el salto definitivo ya está hecho y lo gana cualquier mujer que es capaz de ponerse por delante de un proyecto para emprenderlo, empezando por su propia vida, su familia o un negocio, porque ¿saben una cosa? Tenemos las ideas innovadoras, tenemos la gente para llevarlas a cabo, incluso tenemos las actitudes necesarias y especialmente la aptitud de conocimientos que haga falta, sólo falta la oportunidad para demostrarlo y los recursos que la sociedad debería poner a disposición de las mujeres, de la misma forma que lo ha hecho durante siglos con los hombres, pues liderar también depende de la capacidad individual de crear un proceso de influencia, en las actividades de individuos o grupos, para el logro de metas comunes.
 
Probablemente lo de las cuotas femeninas, en la representación social, política o empresarial, suene casi a broma. Pero está claro que para la mayoría de mujeres empresarias llegar a alguna parte ha significado una carrera de obstáculos y aún queda mucho por delante especialmente en el sur de Europa. Claro que envidiamos a las mujeres noruegas, porque tienen más mujeres en los Consejos de Administración que el resto de países y seguro que les funciona, pero aún me gusta más lo que ha afirmado el CEO de Deutche Telekom: «Es un asunto de justicia social y una necesidad categórica para nuestro triunfo. Tener a más mujeres en los puestos claves nos va a permitir, simplemente, operar mejor». Pues no lo dude Sr. Oberman, y seguramente si las mujeres hubieran dirigido la economía del llamado progreso, no nos limitaríamos a ganancias, pérdidas o competencia, sino que quizás por el camino de la participación, compartiendo el poder y alentando la comunicación, favoreceríamos la negociación y la cooperación, contribuyendo sin duda, a humanizar el mundo de la empresa.
 
Mª Ángeles Tejada
Dtor Gral de Public affairs de Randstad y Presidenta de Fidem

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