«La ciencia no tiene género pero sí tiene sesgos»

Esta fue una de las declaraciones de Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla y vocal de AMIT-Andalucía

Con Motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Centro de Estudios Andaluces organizó ayer un coloquio con investigadoras andaluzas en la Casa de la Ciencia en Sevilla para analizar su situación, así como tratar los problemas de acceso y desarrollo de su carrera profesional y las desigualdades en este ámbito.

El coloquio, ‘Investigadoras en Andalucía. Ha llegado nuestro momento’, contó con la participación de Mercedes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces, que se encargó de presentar y dirigir el evento;  Elena Manzanera Díaz, subdirectora de Coordinación y Planificación Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía; la ya citada Adela Muñoz; Fátima Recuero López, profesora del  Departamento de Sociología de la Universidad de Pablo de Olavide y ganadora del primer Premio Tesis 2017 del Centro de Estudios Andaluces; y Rocío Plaza Orellana, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y autora de numerosas publicaciones divulgativas.

Mercedes  de Pablos comenzó proporcionando datos «preocupantes» procedentes del estudio ‘Científicas en Cifras 2015’, el último presentado por la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Economía, Industria, Competitividad. A pesar de que más del 54% de estudiantes del sistema universitario son mujeres, apenas un 15% optan por carreras técnicas frente al 38% de hombres que lo hacen, y es que, según la directora del Centro de Estudios Andaluces, “los estereotipos llegan hoy desde la cuna”. Con respecto a la proporción de mujeres investigadoras en España, esta es de un 39%. No obstante, a nivel catedrático la cifra se desploma a un 20% (frente al 80% de hombres).

Adela Muñoz destacaba que a pesar de que en los laboratorios internacionales el género femenino se ha integrado en todas las áreas, “en los premios prestigiosos y de mayor dotación económica, las mujeres desaparecen. El porcentaje de mujeres en Nobeles de Ciencias no llega al 7%«. Además, aunque la catedrática mostró una visión positiva, afirmando que hay una mejora sostenible en el tiempo y que España no cuenta con una de las situaciones peores, encontrándose por encima de la media europea, hizo referencia a la existencia de un índice de techo de cristal. Este refleja mediante cifras  la discriminación de las mujeres en las distintas ramas del conocimiento (cuanto más se aleje del 1, más discriminación hay). En 2008-09, este índice estaba por encima del 2, y en el último año recogido, la media estuvo en 1’85.

La vocal de AMIT-Andalucía, expuso algunas trabas de las mujeres que querían dedicarse a sus carreras científicas, como el sentimiento de culpa por desatender a los hijos. Sin embargo, un estudio de Harvard de 2015 mostró que los hijos de trabajadores científicos, en muchos ámbitos tienen rendimientos mejores. “El hecho de tener a uno de los progenitores dedicados a algo que les apasiona, a pesar de que se pueden perder muchos momentos, tiene un efecto positivo sobre los hijos”.

Elena Manzanera Díaz centró su discurso en la necesidad de considerar el género como eje transversal en estadística a través de la desagregación por sexo de las diferentes variables. La perspectiva de género en la planificación estadística se tiene en cuenta desde 2007. Esto contribuye a mostrar la realidad y puede ayudar a cambiar políticas. “Estamos generando información nueva que permite orientar políticas de servicio directo al ciudadano” afirmó Manzanera Díaz.

Rocío Plaza, señaló tres fundamentos para a conocer al género femenino en el campo de la Historia: la materia, la metodología y las circunstancias de la investigadora.  Asimismo, insistió que tanto el arte como la historia necesitan creatividad para llegar a nuevas metodologías y que se debe dotar de una mayor visibilidad a las mujeres desde la oscuridad en el pasado del tiempo, “tenemos que colocarles la antorcha en la mano”.

Por último, Fátima Recuero, contó en primera persona su experiencia a lo largo de su trayectoria profesional, “la mayoría en mi licenciatura eran hombres. Siguen teniendo una presencia más importante”. Alegó a la importancia de las becas que permiten a las mujeres acceder a la investigación. Por otra parte, la ganadora del primer Premio Tesis 2017 del Centro de Estudios Andaluces, explicó que “este tipo de procedimientos competitivos permiten integrar a la mujer en la carrera investigadora”.

Este coloquio formó parte del programa de actividades promovido por la plataforma 11 de febrero (11defebrero.org), integrada por mujeres y hombres dedicados a la investigación, la docencia y la comunicación científica que trabajan por frenar desde las aulas la brecha de género que actualmente existe en el ámbito científico.

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