Las personas en el centro

En esta época se lee mucho sobre la nueva tendencia en el ámbito de la gestión empresarial que sitúa a las personas en el centro; he escuchado a directivos y empresarios decirlo con orgullo confundiendo a veces el concepto con la premisa bien conocida de que las personas son lo más importante en las organizaciones.

Aseguro que estaremos de acuerdo en que es positivo potenciar el talento interno y la motivación de sus equipos para que las organizaciones alcancen su máximo rendimiento, siempre y cuando estas personas sientan que aportan en la consecución de los objetivos corporativos siendo así parte del éxito de la compañía.

Hoy quiero aclarar lo que implica este concepto, cuando una empresa u organización quiere poner al empleado en el centro. Poner a las personas en el centro compromete a un cambio en la forma de hacer y significa poner a funcionar varios aspectos.

Por una parte, que la dirección general tenga una voluntad clara de querer que sea el objetivo, incluyéndolo en la estrategia del negocio de una manera transversal ya que afectará a la forma de hacer desde las diferentes áreas.

Debe afianzarse en la cultura corporativa y hacer que esta nueva estrategia esté presente comprensiblemente por todos, una cultura que haga generar compromiso y sentido de pertenecia, una cultura que potencie el empoderamiento de sus empleados, que tendrá como consecuencias el engagement y la productividad, ya que así los empleados llegan a asumir la responsabilidad de las decisiones y se sienten parte activa de la misión común.

Hay que dar una vital importancia al liderazgo, comenzando por el del CEO y transmitiendo en cascada a todos los demás puestos directivos, mandos intermedios y responsables de proyecto. Por eso tenemos que entender que el CEO no es un ente abstracto, sino una persona que tiene que conocer, reconocer y estar donde ocurren las cosas.

El CEO debe estar en su centro personal para poder ser guía y hacer realidad la estrategia de que la persona esté en el centro. Depende de él.

Porque si eres CEO, debes comprender que tu rol es determinante, que en ti reside la responsabilidad de que los cambios sucedan, eres el que marca el destino; inicialmente, depende de ti reforzar y adecuar los valores fundacionales; que tendrás que impulsar y promover el cambio cultural; que serás el que gestione y/o adecúe los hábitos de trabajo; serás el responsable de repensar las estructuras y el centro de decisión en la organización; despertarás la semilla de la innovación en sus diferentes facetas y será tu responsabilidad promover la transversalidad. Si eres CEO tienes una responsabilidad ampliada.

Por último, si hemos puesto el camino y dados los recursos necesarios para provocar un trabajo eficaz y productivo, llega el momento del reconocimiento.

Saber y querer reconocer el trabajo bien hecho y la actitud de las personas es determinante en este modelo; hay que poner todas las cartas sobre la mesa en torno a los incentivos, conocer realmente cuáles son las palancas que mueven las motivaciones y alienarlas a las metas, a los objetivos individuales y de equipo.

El que la persona esté en el centro requiere de un gran compromiso de la empresa hacia sus personas, requiere de una toma de conciencia amplia de la dirección general y de todos sus directivos y de una voluntad de querer el compromiso personal con la organización de todos y cada uno de sus miembros.

¿Estás preparado? Recuerda que puedo acompañarte.

Ana Herrero

Directora en Andalucía de Montaner & Asociados

@AnaHerrero

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