Vivir en democracia

 

La democracia es un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes; también se entiende por democracia una forma de vida en sociedad, cuya principal función es el respeto por los derechos humanos, la protección de las libertades civiles y de los derechos individuales, y la igualdad de oportunidades en la participación en la vida política, económica y cultural de la sociedad.

Hoy en día, la palabra democracia y sus derivadas suelen ser las grandes protagonistas de la gran mayoría de discursos carmen-castillapolíticos, siendo empleadas como tarjeta de presentación del “buen talante” que cualquier organización, del tipo que sea, debiera tener. Pero claro, no es lo mismo la teoría que la práctica, no es lo mismo democracia que vivir en democracia, entendido esto último, tal y como recoge la RAE, como “forma de sociedad que practica la igualdad de derechos individuales, con independencia de etnias, sexos, credos religiosos, etc.”.

En demasiadas ocasiones, el talante democrático se queda en una declaración de intenciones, dejando muy atrás lo que se entiende por vivir en democracia. La tan nombrada democracia es usada como un bonito envoltorio, que cubre una realidad bien distinta, ya que en este país, la pluralidad y el respeto por las opiniones ajenas quedan muy lejos de ser respetadas, siendo atacada cualquier visión o punto de vista que se aleje de lo políticamente correcto o que no baile al son de la música que entone la mayoría.

Democracia no es un traje con el que uno se viste cada mañana, no es una placa que enseñamos orgullosos. Se trata de una actitud, de una forma de entender la sociedad que no debe morir al final de una campaña electoral o terminar con la última palabra pronunciada en un discurso público. Democracia es un estilo de vida basado en el respeto de las libertades públicas y la dignidad de la persona humana, democracia es el respeto a los derechos fundamentales.

Por desgracia, el actual devenir político ha provocado que los procesos democráticos cada vez gocen de peor salud, y temas tan esenciales como la educación, la sanidad, la energía, la vivienda quedan apartados del debate y por ende de la voluntad popular, por lo que se sesga la soberanía respecto a los pilares básicos de la construcción de una sociedad igualitaria y libre.

Ante esto, es necesario garantizar la convivencia, la solidaridad, los equilibrios territoriales, defender la negociación colectiva como un valor superior, y profundizar en la democracia, dando más relevancia a la participación de la ciudadanía y de los agentes sociales.

Toda la sociedad ha sufrido el retroceso que en esta época de crisis se ha producido en materia social, cultural, educativa, de igualdad y participación. Y es que, desgraciadamente, atravesamos un período en que las políticas de los diferentes gobiernos chocan directamente con estos derechos y por lo tanto, con el concepto mismo de democracia.

Por ello, es el momento de que nuestros representantes políticos hagan un ejercicio de reflexión y sus acciones sean un reflejo de esa democracia, para que además de usarla para reglamentar y determinar la conducta de los ciudadanos y ciudadanas, la empleen principalmente para salvaguardar el respeto por los derechos humanos y sociales de toda la ciudadanía.

Desde UGT entendemos necesario que la política vuelva a ponerse al servicio de los ciudadanos, y que sean las personas el eje principal de cualquier forma de hacer política. En definitiva, pedimos que se recupere la relación entre los que representan las diferentes instituciones y la ciudadanía, base de cualquier estado democrático que alardee de serlo.

Carmen Castilla

Secretaria General de UGT-A

@mc_castilla

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