Una historia trágica en la que hay que deslizarse
“Los libros de ficción solo se reflejan a sí mismos”. Así de explícito se ha mostrado el escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua Álvaro Pombo en la presentación de su último libro, ‘El temblor del héroe’ en la biblioteca pública Infanta Elena de Sevilla, galardonado con el Premio Nadal de Novela 2012.
El autor ha confesado que “sería un error tomar las ficciones que yo hago como una directa representación o juicio filosófico o de valor acerca de la presente situación”, aunque ha reconocido que en todo libro “hay un análisis, una presencia del espíritu del tiempo, y por tanto también en la mía”.
“Estamos en un cambio de paradigma donde lo viejo no acaba de irse y lo nuevo no acaba de llegar” ha reconocido Pombo, quien ha definido su último título como un libro “amargo, triste y desgarrado que refleja una cierta clase de violencia y de fragilidad clásica con la que convivimos todos”.
Y es que para el escritor “vivimos en un tiempo de gran patinaje, con pocas seguridades y donde deslizarse es un arte muy difícil” ya que, en su opinión, “es una época de equilibrios, no solo presupuestarios, sino espirituales” donde “tenemos que acostumbrarnos a la nueva pobreza porque hemos dejado de ser nuevos ricos”.
“La nueva condición de pobres no es una especie de resignación acobardada, que sea lo que sea, sino una actitud parecida a la frase de Belmonte de Más cornadas da el hombre” ha reconocido y ha destacado que se trata de una actitud “ascética ante el hecho de que no vamos a ser nuevos ricos y vamos a tener que recortarnos”.
Todo ello en un libro con una estructura de teatro “que ofrece una rápida estampa más que una profundización” en unos personajes que, aunque son pocos, “tienen un gran distanciamientos entre ellos, es un individualismo entristecido”.
Así, están aquellos “mayores, de mi edad” como Román o Bernardo. Mientras el primero es un filósofo “que se ha arrugado, se ha ensombrecido”, Bernardo es un “patinador de calle que lo hace por el parque el Retiro en Madrid y que resbala por todas partes”.
“Es mi personaje más desagradable”, ha apuntado el autor de obras como ‘El héroe de las mansardas de Mansard’ o ‘La fortuna de Matilda Turpin’, aunque ha asegurado que le salió “deprisa, con facilidad”. Y es que Bernardo es un pederasta, “una mala persona con mucha labia que patina alrededor del monumento al ángel caído”.
“Le seduce un niño procedente de una familia desarticulada, Héctor, el héroe de mi novela, un joven periodista, que tiene la impresión de que Bernardo le quiere” ha explicado Pombo, quien ha asegurado que este “afecto de apego no quita el delito, sino que complica la historia y la sensibilidad de los personajes”.
Inma Sánchez