Un informe coloca a Andalucía en la vanguardia en políticas para la igualdad
Imagen del Parlamento de AndalucíaEl Centro de Estudios Andaluces ha presentado el número 26 de <?xml:namespace prefix = st1 ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags» />la Colección Actualidad que lleva por título ‘Conciliación: un reto para los hogares andaluces’. Los autores han abordado en el estudio las dificultades de la conciliación en Andalucía poniendo el foco en la desigualdad entre hombres y mujeres, tanto en el ámbito doméstico como en el laboral. Entre las conclusiones generales, han señalado que Andalucía se encuentra en la vanguardia con el desarrollo de la Ley para la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres (2007) y el desarrollo de los presupuestos de género.<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />Este informe se ha presentado en el marco del seminario ‘El tiempo en la ciudad, aprendiendo a conciliar vida laboral y familiar’, que ha sido organizado por el Centro de Estudios Andaluces. Según los autores, «la conciliación es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la sociedad actual».<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» /> Este estudio pretende contribuir a este debate reflexionando sobre la división del trabajo respecto al género, aportando datos sobre los usos del tiempo, analizando las dificultades para lograr la conciliación y ofreciendo la pluralidad de frentes necesarios para avanzar en la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, concepto clave a la hora de abordar este asunto. Durante la presentación los autores han destacado una serie de datos que radiografían con exactitud la situación actual en los hogares andaluces. Las mujeres tienen una carga total de trabajo -empleo más trabajo familiar doméstico- mayor que la de los hombres. En concreto, las mujeres serían responsables del 56,2% de la carga global de trabajo, frente al 43,8 % de los hombres. En lo que se refiere al cuidado de los hijos, el 56,3% de los hombres andaluces afirman que el principal «servicio» al que recurren para cuidar de sus hijos es su cónyuge o pareja; en cambio en el caso de las andaluzas ese porcentaje desciende al 13,3%. Otro dato significativo es el tiempo medio dedicado al trabajo familiar doméstico dependiendo del número de hijos. Mientras las mujeres con un hijo dedican más de seis horas; los hombres sólo emplean cerca de dos horas y media. Es decir, las mujeres triplican el tiempo que dedican los hombres y su implicación crece cuando aumenta el número de hijos, mientras que en el caso de los hombres se mantiene estable. En cuanto al reflejo de las dificultades de conciliación ante el mercado de trabajo, el estudio muestra que un 47,5% de las mujeres que no buscan empleo tienen responsabilidades familiares relacionadas con el cuidado de hijos o adultos enfermos, mientras que los hombres sólo esgrimen esta razón en un 2% de los casos. Respecto a las mujeres que están integradas en el mercado laboral, una de cada tres andaluzas considera que la maternidad les puede suponer un obstáculo en la trayectoria profesional dentro de la empresa para la que trabaja, con independencia del sector (público o privado). El informe también valora aspectos de máxima actualidad en materia de conciliación como las estrategias familiares e individuales que se están adoptando actualmente respecto a la ayuda de terceros, como la colaboración de las abuelas o la contratación de empleadas del hogar inmigrantes. Como conclusión, los autores han querido dejar constancia de que la conciliación no es sólo un problema social de primera magnitud, sino también económico en el que se observan varios fenómenos discriminatorios, como la infrautilización del capital humano de las mujeres en el mercado o la sobreutilización de éstas, si se estima la carga total de trabajo con los consiguientes problemas de salud, bajas tasas de fecundidad y bienestar. Sorprende, además, que las principales medidas para solucionar los problemas de conciliación hayan venido de la mano de las propias mujeres y, por ello, es preciso aumentar la labor de los sindicatos, las empresas y la administración pública.