Trabajar fuera de casa es más saludable para las mujeres

Las dificultades y la sobrecarga de trabajo laboral y familiar son las causantes de diversos problemas de salud de las mujeres. Además, según <?xml:namespace prefix = st1 ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags» />la III Encuesta Europea de Condiciones del Trabajo, las mujeres desempeñan trabajos más monótonos, con salarios menores, menos perspectivas de promoción y más precariedad laboral.<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />La incorporación de las mujeres al mercado laboral ha sido más tardía que en otros países de <?xml:namespace prefix = st1 ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags» />la Unión Europea, pero más acelerada, lo cual ha repercutido de forma notable en su salud. La parte positiva es que les ayuda a desarrollarse personal y profesionalmente, proporcionándoles independencia y autonomía; y la negativa es la sobrecarga de trabajo laboral y familiar, que no les permite un minuto de descanso. <?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» /> «A pesar de la mayor carga de trabajo entre las mujeres ocupadas, su estado de salud es mejor que el de las amas de casa, pero sus estilos de vida son menos saludables», ha manifestado la doctora Lucía Artazcoz, del Grupo de Género y Salud Pública de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) en el «Coloquio ANIS sobre Salud, Género y Trabajo en la Mujer del Siglo XXI.» Por otra parte, afirma que «el paro es una de las causas del mal estado de salud mental en las mujeres, sobre todo en las solteras. Además, el trabajo sin contrato tiene un impacto extraordinario en su salud mental». En la actualidad, uno de los problemas a los que se enfrentan las mujeres con un empleo fuera del hogar es la conciliación de la vida laboral con la vida privada y familiar, debido a una falta de corresponsabilidad social. Según Artazcoz, «existen diversas formas de llevarla a cabo: recurrir a la ayuda de padres o suegros, contratar trabajadoras domésticas, trabajar a tiempo parcial o hacer una doble jornada… Esto conlleva un mal estado de salud, la limitación de la actividad habitual, un aumento del riesgo de trastornos crónicos, menos ejercicio en el tiempo libre y menos horas de sueño».  El empleo a tiempo parcial se concentra en un pequeño número de ocupaciones, más monótonas, con menos oportunidad para aprender y peor pagadas. «Y tiene otras consecuencias indirectas, como la limitación de las perspectivas de promoción, la reducción de las pensiones de jubilación y menos presencia de las mujeres en la vida pública -explica Lucía Artazcoz-. En España, el 53% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial tiene contratos temporales». «Las mujeres en nuestro país tienen menor variedad de ocupaciones que los hombres y a menudo en su trabajo pagado reproducen el rol tradicional en la familia -explica Artazcoz-. Por ejemplo, hay el doble de mujeres que hombres que trabajan en la educación, el triple de mujeres que trabajan en sanidad y servicios sociales y hay ocho veces más mujeres que hombres que trabajan en servicio doméstico». Entre las soluciones para que la ocupación laboral no cause un deterioro en la salud y calidad de vida de las mujeres, Lucía Artazcoz señala «la necesidad de cambiar las políticas de salud laboral realizadas desde una óptica masculina y la puesta en marcha de políticas para fomentar la entrada de las mujeres en el mercado laboral acompañadas de otras para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar».

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