La síntesis de un drama

Manuel BellidoEste verano mientras esperaba la salida de un avión en el aeropuerto de Milán he vuelto a leer el cuento de Pinocho. Hay cuentos para niños que no son sólo para niños. Fábulas que se convierten en…

Invasión silenciosa

Manuel BellidoAndalucía es una tierra abierta y vulnerable con muchos kilómetros de costa y es difícil determinar cuántos miles de personas, desde el continente africano, escogen diariamente Andalucía como puerta para…

Programemos un viaje insólito

Manuel BellidoManuel Bellido

Desde la antigüedad el ser humano ha viajado incansablemente de un lugar a otro de la Tierra, siguiendo su impulso natural de conocer nuevos horizontes. Los motivos de estos traslados fueron en origen de conquista, supervivencia o expansión económica, más tarde se ampliaron a razones culturales, de salud o de ocio y se fue haciendo popular lo que antes era privilegio reservado a clases sociales más elevadas.

El turismo organizado o los primeros embriones de agencias turísticas, los encontramos entre los egipcios, los griegos y los romanos, pero la primera agencia de viajes, de la cual existe documentación, es una organización social que en 1440 tenía su sede en Venecia y organizaba, con todo lujo de detalles, viajes a Palestina. La presencia de un notario legalizaba la actividad con todos los trámites pertinentes y se ocupaba del cobro y de la anotación de la cuota económica establecida.

A lo largo de los siglos los operadores turísticos se han ido multiplicando y hoy la red y la estructura que permite el traslado de millones de personas de un lugar a otro de la tierra, es la más compleja y desarrollada de las organizaciones empresariales. Gracias a ese entramado, todo el mundo sabe cómo viajar placenteramente y, por si esto no bastase, las librerías están llenas de guías acerca de dónde ir, cómo llegar, qué ver, dónde comer, dónde dormir o qué comprar. Lo que no nos aclaran ni las agencias de viaje ni las guías son los motivos para viajar y la clase de viaje que deberíamos hacer para conseguir nuestros objetivos. Viajando se obtiene información y formación, mejor que cualquier otra actividad, el viajar nos ofrece la posibilidad de enriquecernos y cambiar algo en nuestra existencia.

Los psicólogos y especialistas hablan de los efectos benéficos de los viajes, como el aumento de la autoestima y de la confianza en nosotros mismos, de la independencia personal y de la tolerancia. Se adquiere mayor capacidad de asumir riesgos y solucionar problemas e imprevistos y, en consecuencia, de conocernos mejor a nosotros mismos. No perdamos la oportunidad de proyectar nuestras próximas vacaciones con un viaje insólito, será una experiencia enriquecedora y transformadora.

A la vuelta nos lo contamos.

Manuel Bellido

Tomemos conciencia de Europa

Manuel BellidoManuel Bellido

La idea de una Europa unida se presentó ya durante el siglo XVIII, en plena Ilustración, aunque en realidad estuvo presente, con matices distintos, en la tradición de la república cristiana medieval, que intentaba unir los pueblos europeos bajo el papado. Durante los años veinte y treinta del siglo pasado, las democracias europeas sufren el ascenso del fascismo. Después de una guerra desastrosa, la idea de un continente europeo unido sobrevive milagrosamente y se alzan voces que afirman la importancia de una única Europa. El primer paso se da en el ámbito del carbón y del acero, de hecho la CECA fue el arranque de la UE. Su fundación se firma en 1951.

Los Estados europeos, desgastados por la trágica aventura del nazismo alemán y de la segunda guerra mundial, habían comprendido la necesidad de la unión europea. Tras la fundación de la CECA, Jean Monnet viajó incansablemente por las democracias del Viejo Continente predicando la necesidad de una sola Europa. Grandes hombres como De Gasperi, Adenauer y Schumann comenzaron a poner las bases. La idea europeísta pasó así de ser pura aspiración ideal a la realidad y las primeras instituciones comunitarias comenzaron a tomar cuerpo. El 25 de marzo de 1957 nacía en Roma la Comunidad Económica Europea. Hoy los líderes de los 25 países que la componen están inmersos en un profundo trabajo y en un maratón negociador para que en la cumbre europea del 17 y 18 de junio de 2004 se pueda cerrar el proyecto de la primera Constitución.

Este continente se va convirtiendo en una única realidad económica y política: por delante el reto de asumir una actitud mental de pertenencia, una sola conciencia europea. Cómo decía Víctor Hugo, “¡llegará un día que en todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloriosa individualidad, os fundiréis estrechamente en una unidad superior, y construiréis la fraternidad europea!”

Manuel Bellido

Periodismo
Constructivo