Abuelas canguros
Que la mujer no se ‘jubila’ nunca es una realidad tan contrastada como que los abuelos ‘cuidanietos’ superan en la actualidad en nuestro país el 60% del total. Y es que se dice que las madres del siglo XXI, las madres trabajadoras, son las superheroínas del mundo moderno. Lo que no se dice es que detrás de estas mujeres casi siempre hay otra gran mujer. Son las abuelas. Una generación, la de ahora, que se ha convertido en la primera de las madres trabajadoras. Y una generación de abuelos que, si bien ha logrado una mayor independencia económica, no puede desarrollar del todo una vida propia mientras suple la insuficiente acción social de nuestro Estado y las extenuantes jornadas de trabajo. Porque al asumir su papel de ‘cuidanietos’ y ayudantes de familia, las abuelas y abuelos tapan los ‘agujeros’ del todavía renqueante Estado del Bienestar español, que deja mucho que desear en la organización de la vida laboral y escolar y, sobre todo, en la cobertura social del derecho femenino al trabajo. Pero también en la cobertura mental, porque cuando las abuelas solucionan los problemas de sus hijas, de nosotras, están impidiendo de alguna forma que negociemos con nuestras parejas. ¿Dónde están los padres? No cambiará la sociedad si no interpelamos a los varones.
Busco piso
Ahora que el Gobierno parece haber jugado todas sus cartas a la apuesta del alquiler, se encuentra con un tropiezo… ¿inesperado?: los destinatarios del Plan de Vivienda. Y es que los jóvenes rechazamos el alquiler, algo que ya no sabemos cómo decir a la señora Chacón. Esta vez ha sido una encuesta, la que el Ministerio de Vivienda ha encargado para conocer la opinión de los que tenemos entre 20 y 30 años y que desprende que, aunque bajara el precio de los alquileres, casi la mitad seguiríamos prefiriendo la compra. Las cifras también lo dicen claro: España tiene un 11% de alquiler frente al 38% de la media europea. Y mientras tanto parece que por narices se empeñan en que tiremos el dinero en alquileres que están por las nubes, y que seguirán estando si incentivas, como esta haciendo el Gobierno con las ayudas de 210 euros al mes, la demanda -a los que quieren alquilar-, mientras la oferta se mantiene rígida. Al final, todos corremos el peligro de que aumenten los precios. Creo que esto se estudia en el primer año de Económicas. Porque la media de los alquileres firmados el año pasado por un piso de 100 metros cuadrados fue de 720 euros al mes, mientras que en algunas comunidades, como la de Madrid, superó los 1.100 euros. Por dios, querida ministra, baje el precio de las casas, construya viviendas de protección oficial para todo el que la necesite, o cree un mercado razonable en el que el precio del alquiler esté muy por debajo del de la compra. Sólo así dejaré de sentir que estoy tirando el dinero.
Dos géneros de nómina
Con la brecha salarial de género no hemos podido. Y es que las mujeres seguimos discriminadas en las nóminas, de modo que la diferencia entre los sueldos que cobran ellos y lo que cobramos nosotras resiste todos los intentos de acabar con ella. Entre 1995 y 2005 apenas ha bajado del 17% al 15%, según los datos de la Comisión Europea. En España estaba en el 13%. Y a mayor vida laboral, más diferencia: hombres y mujeres cuyos ingresos diferían al principio de sus carreras en un 7%, tras 30 años de trabajo ven esa diferencia crecer hasta el 33%. Cifras que se dan mientras presumimos de Ley de Igualdad y de paridad ministerial, las ‘madres del cordero estadístico’ que colocan a España en el décimo país del mundo en igualdad de género según el Foro Económico Mundial. Y digo esto porque ‘escarbando’ en los datos aportados por el mismo, en equiparación de sueldos entre hombres y mujeres para igual trabajo, España tiene por delante nada más y nada menos que a 116 países. Pero ahí no queda la cosa, porque el consejero de Economía de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, nos decía el mes pasado que una trabajadora andaluza cuesta a la empresa privada una media de 750 euros menos al mes que un hombre. Sobre la base de esto la discriminación salarial por razón de género no debe tener justificación alguna, los interlocutores sociales deben plantearse ya la necesidad de negociar medidas eficaces y contundentes que aseguren la igualdad real y efectiva de oportunidades.
Habemus consumismo
Las luminosas calles de nuestras ciudades plagadas de bombillas que dibujan árboles, santaclauses y estrellas de oriente, nos indican que la Navidad ya está aquí. Y, con ella, una mezcla de conceptos tan amplia que al final no sabemos si estamos celebrando el nacimiento del niño Jesús, unos días de vacaciones o la llegada de los Reyes Magos. Este estrés consumista, que este año se traducirá según UCE-Andalucía en un gasto medio de 683 euros por andaluz, causa estragos y, la verdad, es que todos nos alegramos cuando por fin todo pasa. Y es que a base de anuncios sobre productos tan ‘necesarios’ como turrones, perfumes, bombones o muñecas que caminan como zombis hacia el portal de Belén, se ha conseguido instaurar en las cabezas de los consumidores un principio básico: celebrar la Navidad requiere ineludiblemente ir de compras. Y es que parece que basta con disparar al corazón del telespectador para empujarlos a los centros comerciales. Porque de la Navidad en Belén, el establo, los pastores, la virgen María y José frente a un niño que luego se llamaría Jesús, ya nada queda frente a la orgía de consumo que tapa lo profundo que tiene esta fecha para la religión católica en lo particular y cristianos, en lo general. Ahora, que por mí que no quede: a mi a espíritu navideño no hay quien me gane. Así que ya que las luces están puestas, quiero ser la primera en desearles una Feliz Navidad y un feliz consumo navideño.
Los derechos de las víctimas
Tan sólo en el primer semestre del año pasado, 186 casos de agresiones sexuales y 363 abusos fueron denunciados en nuestro país ante la Guardia Civil. Frente a la violencia, ¿castración (química)? Ésa ha sido la propuesta de Sarkozy, y lo que ha pasado por la cabeza de muchos, ante la polémica salida de la cárcel de José Rodríguez Salvador, condenado a 311 años por cometer 16 violaciones pero que hoy, tras haber cumplido 16 años y a pesar de la advertencia de los psicólogos de que las posibilidades de que reincida son muy altas, ya está en la calle. Sin embargo, hoy por hoy, lo cierto es que la medida propuesta al otro lado de las fronteras catalanas resulta imposible aplicarla en España por no existir una base jurídica para ello. El tema se puede discutir, aunque la inhibición del deseo sexual de los violadores podría atentar contra principios contemplados en la Constitución. El debate está en la calle y, en mi humilde opinión, la solución parece clara: realizar inversiones económicas para poder aplicar tratamientos efectivos, individualizados y decididos por los equipos técnicos de los centros especializados, sin ser, en ningún caso, sustitutivo de las penas. Como quiera que sea, lanzo un mensaje que creo que no debemos olvidar: llevamos años luchando por los derechos de los reclusos, se dice que maltratados históricamente. Pero, ¿para cuándo los derechos de las víctimas?
El aguinaldo electoral de los 2.500 euros
Los ciudadanos ya tenemos preparado el canasto para recibir los regalos electorales. Y es que el dicho de que los niños llegan con un pan debajo del brazo, nunca ha sido tan cierto como ahora después del anuncio del presidente Zapatero de que las familias españolas recibirán 2.500 euros por cada bebé que nazca, una cantidad que no se comenzará a cobrar hasta finales de año como si un aguinaldo navideño se tratase. Mientras tanto, el PP ha prometido ampliar esta ayuda a 3.000 euros en caso de salir elegido. Y yo me pregunto si alguien votará a un partido u otro en las generales en función del ‘cheque-bebe’. A mi parecer, el más lúcido en este debate ha sido Gaspar Llamazares al afirmar que es mejor reconocer derechos que dar cheques. No se trata sólo de convencernos para que tengamos hijos, sino más bien de preguntarse cómo arreglarse cuando ya se tiene. En Andalucía, cuya población infantil menor de tres años es de unos 240.000 niños, aún no ha alcanzado la media europea que establece que el 33% de los menores de 3 años demandan servicio de guardería, por lo que sólo en nuestra Comunidad se han quedado este curso sin plaza en guarderías de la Junta más de 9.000 pequeños. Porque no deseamos que nos reduzcan nuestra jornada laboral, ni salir antes del trabajo. Lo que queremos es saber que puedo asumir mi horario de trabajo, que voy a seguir siendo competitiva a pesar de ser madre, y que tengo a mi disposición un lugar donde mis hijos van a estar bien cuidados.