¿Por qué un Día de la Mujer?

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha símbolo en la lucha de las mujeres por lograr ser un sujeto de derechos, por alcanzar una real ciudadanía. Pero, ¿realmente todas y todos sabemos por qué existe un día exclusivamente a las mujeres del mundo? ¿Sabemos por qué no participan, en la vida laboral diaria, en igualdad de condiciones, hombres y mujeres? ¿Sabemos por qué a igualdad de trabajo no existe, muchas veces, igualdad de remuneración? ¿Sabemos por qué, mayoritariamente, son las mujeres las que renuncian a sus trabajos profesionales en pro de la familia? ¿Sabemos por qué la publicidad sexista lo es en contra del género femenino? ¿Sabemos por qué la legislación de violencia doméstica?… ¿Será que la pregunta no es por qué existe sino por qué tiene que existir?
 
Participantes:
– María Ángeles Rebollo Sanz
Presidenta de Al-Andalus (Federación Andaluza de Consumidores y Amas de Casa)
– Mercedes Arriaga
Miembro de la Junta Directiva de AUDEM (Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres)
– Elia Rosa Maldonado
Secretaria General de Relaciones con el Parlamento de Andalucía
– Susana López
Presidenta de la Asociación de Empresarias de Sevilla
 
 
 
¿Por qué es importante la existencia del 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer?
Elia Rosa Maldonado: Es importante desde el momento en el que la igualdad no es un hecho de ninguna de las maneras, desde el momento en el que sigue siendo un reto y, lo que es más, un reto bastante lejano. Sólo hay que ver datos como por ejemplo el hecho de que el 60% de los licenciados universitarios son mujeres, un porcentaje que luego no se corresponde con el mercado de trabajo. O hechos como que en el hogar la mujer sigue asumiendo las mayores responsabilidades con los hijos, con los dependientes y con las tareas domésticas. Hoy lo que estamos viviendo es el fenómeno del post machismo que presenta el avance de la igualdad como un ataque a los hombres, es la sutileza de la desigualdad entre hombres y mujeres que sigue siendo una realidad. Evidentemente, desde mi parece, el Día de la Mujer se tiene que seguir celebrando porque es una forma de recordar que la igualdad no está conseguida aunque nos quieran hacer creer que sí.
Mª Ángeles Rebollo: Estoy completamente de acuerdo pero, pregunto, por qué hablamos de celebrar. Estoy de acuerdo en qué es necesario conseguir esa igualdad real porque nada más tenemos que mirar tanto a la generación de mujeres mayores como de jóvenes para comprobar que aunque efectivamente se ha legislado, la sociedad realmente no ha sido lo suficientemente permeable a la hora de captar el mensaje. Que hay que hacer algo es evidente pero la palabra celebrar en sí no me gusta porque no sé si tenemos algo que celebrar o si por el contrario el 8 de marzo tendría que tener un matiz más reivindicativo,  más una llamada a la libertad de ese individuo que es la mujer para poder ejercer su vida como quiera y de la forma. No sé si hay que celebrar algo o quizá habría que cambiar el concepto.
Susana López: Yo sí que diría que hay que celebrar. Para mí el 8 de marzo es un acto público que expresamos al exterior. Es el día, el momento en el que todas las redes de mujeres salimos al exterior de una manera u otra diciendo lo que venimos haciendo a lo largo de muchísimos años. Ese día es un agradecimiento a todas las personas, organizaciones e instituciones que nos están apoyando y valorando y que están de alguna manera haciendo que sea una prioridad la igualdad aunque aún lleve años el conseguirla. Hay que seguir celebrándolo como un acto expresado en el exterior necesariamente.
Mercedes Arriaga: Estoy de acuerdo con Mª Ángeles, pero también con Elia y con Susana. El problema de la palabra ‘celebración’ es el matiz jocoso que puede tener y que pueda inducir a pensar que porque el 8 de marzo todo es felicidad está todo conseguido. Son muchas las mujeres que no saben realmente qué es lo que se celebra, que no saben qué es la historia del feminismo y si ven en el 8 de marzo sólo un día de fiesta jamás lo sabrán. Es lo que ocurre por ejemplo en otros países como Italia, en el que el consumismo que existe alrededor de esta fecha es salvaje. Debemos ir con precaución y evitar que se tienda al sistema patriarcal capitalista que se apodera de los espacios reivindicativos y los convierte a sus intereses, a que te compres algo, a que vayas a celebrarlo con tus amigas, etc.
 
¿Cuál es la palabra entonces más indicada, celebración o reivindicación?
Mª Ángeles: Creo que en el 8 de marzo, ni yo como mujer ni el movimiento de mujeres, quiere que se nos de nada ese día, ni un regalo consumista ni un regalo por parte de los poderes públicos o de los medios de comunicación. Por esto creo que la palabra celebrar habría que matizarla o cambiarla. Efectivamente es un día reivindicativo, un día en el que una parte de la sociedad que somos las mujeres decimos y analizamos cuál es nuestra realidad y hacia dónde tenemos que caminar. En cualquier caso lo que pretendemos es dar un alto, lanzar un aviso, pero no es un día para que nos regalen nada porque entonces damos pie a aquellos que dicen que los hombres también tienen algo que celebrar cuando nosotros no estamos celebrando nada.
Elia Rosa: Sin embargo en mi opinión la palabra celebrar en el contexto de la lucha feminista tiene su sentido también. Obviamente tiene que existir un 8 de marzo para que tanta gente que no se cuestiona el tema de la desigualdad piense al menos ese día que hay mucho por hacer, pero también para que muchas mujeres y hombres que han luchado pongan sobre la mesa los pasos que se han dado y lo que queda por hacer. Y eso que nosotras quizá nos podemos dar con un canto en los dientes en el sentido de que las políticas de igualdad se recuerdan ya más días al año porque ya han empezado a formar parte de la agenda del Estado y hay mucha más conciencia de género. Pero para muchas mujeres la existencia de este día es tanto un elemento de llamada de atención como de celebración en sí misma por los logros y sobre todo como reivindicación de que la igualdad sigue sin ser real.
Mercedes: En todo caso, sea celebrar sea reivindicar, lo verdaderamente importante en mi opinión del 8 de marzo es el carácter coral participativo del mismo. Y es que hoy en las jóvenes mujeres hay una sensación de individualismo brutal, de decir que yo estoy aquí porque soy lista, porque valgo, por mis capacidades,… sin ver que en realidad tus capacidades sirven de poco si la estructura en la que tú naces no ha sido preparada para que tú estés ahí. El trabajo de los logros personales de las mujeres nunca es un trabajo individual, siempre es un trabajo que se debe a nuestras antepasadas, y también a nuestras ‘amigas’ que nos protegen en las esferas en las que se encuentran. Cada una en su sitio protege lo que hace otra en otro sitio. Y eso es una realidad que antes no existía. Ese aspecto de reivindicación conjunta es a lo que me refiero, el decir que esto que tenemos ahora no es sólo nuestro sino también de otras mujeres que nos acompañan en estos momentos y de otras tantas que antes que nosotras apoyaron la causa a pesar de no haber sacado nada para ellas mismas.
 
¿Cómo creéis que calan en la sociedad los mensajes que se transmiten en actos como los que se celebran cada 8 de marzo?
Susana: Lo que estamos cambiando, o intentándolo al menos, con actos como los que se celebran cada 8 de marzo son pensamientos y paradigmas y formas de construir una vida. Nos hemos construido una vida entera y todo eso significa una forma de pensar, de ser, de sentir, una forma de actuar. Podemos legislar e implantar medidas obligatorias para que una situación determinada cambie pero al final son impactos muy a corto plazo. El impacto a largo plazo sólo se conseguirá cuando realmente haya un cambio de paradigma. Por ejemplo, la “falacia de la discriminación” es un paradigma construido de antemano. Es decir, si yo tengo como paradigma construido que la mujer se ha dedicado siempre a lo que se ha dedicado porque ella ha querido hacerlo, en el momento en el que la mujer quiera acceder a otro tipo de espacios, a otra forma de proceder y a otras formas de comportarse, implicará una serie de trabas porque el hombre dirá que ya lo alcanzará cuando tenga capacidad para hacerlo. Son pequeños pensamiento que no nos permiten acceder a otras formas de actuar y no sólo en el caso de los hombres. Por qué sabemos las mujeres realmente por qué estamos ahí, por qué salimos, por qué tenemos este acto. ¿Tenemos el pensamiento cambiado o hablamos de una manera, pensamos de otra y actuamos de otra?
Mª Ángeles: Estoy completamente de acuerdo con Susana. La realidad es que hay una regulación pero no nos pongamos una venda porque lo cierto es que en la sociedad no ha calado como tenía que haber calado el mensaje. Habría que ver dónde y cómo nos hemos equivocado para saber qué es lo que hay que corregir porque en mi opinión no estamos aprovechando las posibilidades que tenemos. No es cuestión de normas sino de educación porque al final de lo que estamos hablando es de libertad, de la posibilidad que tiene la mujer de posicionarse y de estar donde quiera estar según sus posibilidades, capacidades y necesidades. Pero para eso tiene que ser ella misma y tiene que llegar el mensaje a su entorno familiar. Porque si no lo que nos encontramos son, por ejemplo, situaciones de malos tratos incluso en el instituto, en las generaciones más jóvenes en las que educacionalmente no ha cambiado el concepto del papel del hombre y de la mujer.
Elia Rosa: Gran parte de la solución la has dado tú. Educación en la escuela, en la familia. Las madres seguimos comprando juguetes distintos a niños y a niñas, seguimos perpetuando roles, en las casas y en los colegios. No hemos conseguido eliminar ese modelo patriarcal que es el que impera en la sociedad, ese modelo de asunción de responsabilidades por sexos. Creo que uno de los pasos más importantes que se han dado es esa igualdad legal, el hecho de que ya exista una garantía de igualdad, por lo que desde ahí para atrás no vamos a retroceder. La cuestión es que la gente joven no cree que exista desigualdad, de tal modo que incluso defienden con toda la frialdad del mundo aquello de que la mujer que valga que llegue, cosa que jamás se plantea para los hombres.
Susana: El decir que la mujer demuestre sus capacidades no es más que un mecanismo de defensa por parte de los hombres. Ellos han competido toda la vida con personas de su mismo sexo, se entienden perfectamente entre ellos tanto a la hora de competir como de colaborar. Ahora tienen que entrar a competir con otro sexo que además tiene valores totalmente distintos a ellos y que se notan claramente en ámbitos como el empresarial. Para ellos es un terreno movidizo que incluso se les escapa de las manos, muy inestable porque no tienen el control. En el momento en el que tú dejas de tener el control sobre determinadas situaciones aparece lo que se llama un mecanismo de defensa. Pero esto ocurre también en las relaciones de familia y de pareja donde el ‘poder’ lo tiene el que aporta el dinero. Cuando eso tambalea, cuando es equilibrada esa aportación e incluso cuando la mujer aporta más que el hombre, éste pierde el control y traduce esa pérdida en violencia, en reacciones agresivas ante determinadas situaciones de pérdida de poder.
Elia Rosa: No es sólo un mecanismo de defensa, es atacar por donde siempre se ha atacado. El valor del equilibrio está en la autoestima, y si la autoestima tú la tienes en función de este equilibrio o desequilibrio económico sala el ‘machismo mata’ o la minusvaloración que se hace del trabajo de las mujeres como si ellas sólo tuvieran que hacerlo por proyección personal.
 
¿Somos todas las mujeres conscientes de la importancia de un día como el 8 de marzo?
Susana: Son las redes que tienen como fin la defensa de las mujeres en sus diferentes ámbitos las que tienen que hacer un papel importante en este sentido, en el acercamiento diario para llegar a todas ellas. De todas formas es cierto que no se logra llegar siempre, es un trabajo diario. A toda la población, lógicamente, no se puede llegar pero entiendo que esto es lo que se celebra también, que poco a poco se está llegando a más mujeres.
Mª Ángeles: Yo no creo que todas las mujeres sean conscientes de esa importancia. Y no sólo me refiero a las amas de casa, sino también a las que trabajan fuera del hogar. Muchas mujeres que no tienen un papel activo en esta lucha por la igualdad, no son conscientes de la realidad de desigualdad existente y por tanto tampoco de los que reivindicamos el 8 de marzo. Si esto no fuera así entonces no tendríamos los problemas que estamos teniendo en las jóvenes generaciones porque no olvidemos que la educación empieza en las familias y con los roles que en ellas se marcan.
Elia Rosa: En mi opinión esta es otra de las razones por las que hay que seguir celebrando el Día e la Mujer, para hacerle ver a quien no tiene consciencia de ello que todavía la igualdad no es real. Aunque discrepo con Mª Ángeles en un matiz. Yo sí que creo que la mayoría de las mujeres tienen consciencia de esa desigualdad, el problema es que está tan asumido socialmente que al final no adoptan una actitud proactiva ni en sus propias casas. Es decir, tengo la sensación de que sí que existe la toma de conciencia de la desigualdad, pero también lo que puede llamarse una asunción resignada de una realidad social. Quizás es que no hemos sabido plantear adecuadamente este sistema de redes de mujeres para implicar a la mayor parte de la población.
Mercedes: Otra pregunta sería si los hombres saben lo que se celebra en el 8 de marzo cuando además cada vez hay más hombres que están utilizando el feminismo en beneficio propio. Hombres que ahora como el feminismo vende se están apuntan al carro, gente que por ejemplo nunca ha hecho estudios de género y que se te presentan como el gurú de la situación cuando en realidad ideológicamente no les importa nada esta lucha.
 
¿Cuál diríais entonces que está siendo el papel del hombre en esta lucha por la igualdad? ¿Estamos sabiendo integrarlos en la misma? ¿Qué opinión tenéis de las asociaciones de hombres por la igualdad constituidas en los últimos años?
Elia Rosa: Es bueno que exista socialmente hombres que trabajan por la igualdad porque ayuda a abrir la cabeza de muchos. Por eso valoro enormemente que haya este movimiento pero, eso sí, hay que trabajar apoyando las acciones de muchas mujeres, asociaciones y organismos que vienen trabajando por esto desde hace años.
Susana: Nosotras como organización empresarial de mujeres nos incorporamos a la organización mixta y a la Cámara de Comercio, nos constituimos como federación y nos incorporamos a la confederación de empresarios de Andalucía. Es decir, respetamos el movimiento organizativo existente, entramos dentro de su movimiento y ahí empezamos a expresar nuestra forma de expresar, de entender e intentamos comunicarnos. Ellos crean una y yo pregunto por qué no se incorporan a las existentes. Si hay un objetivo común hay fórmulas para integrarse e ir conjuntamente hacia el objetivo a pesar de que en esa consecución de objetivos surjan una amplia cantidad de desencuentros que existirán pero caminamos juntos.
Elia Rosa: Lo positivo sería que se integraran muchos más hombres al objetivo común, sin embargo creo en este caso que es bueno porque al igual que las cuotas en las que yo en su esencia no creo que sean buenas, como estrategia han hecho romper muros. El hecho de que exista una asociaciones de hombres por la igualdad ha hecho que se rompa el techo de cristal de la vergüenza. Lo que creo que no es bueno es que este movimiento aparezca como una rivalidad entre tú que llevas trabajando años y ellos, o que reciban más beneficio económico o mediático que otras tantas asociaciones de mujeres que hace años están luchando por la igualdad entre sexos.
Mª Ángeles: Debemos apostar por las alianzas. Necesitamos que con nosotras esté el mayor número de personas, independientemente de su condición o sexo. La apuesta por esa otra parte de la sociedad, que son los hombres, por estos temas es fundamental, aunque sin dejar o intentado impedir al menos que algunos cojan la bandera para sus propios intereses. Tenemos que intentar convencerles de nuestros mensajes para que se monten en nuestro barco, pero que trabajen en la base, pateándose las carreteras andaluzas y conociendo una realidad distinta que difiere mucho de los que nos parece en las grandes capitales de provincia.
Mercedes: El problema es que nosotras no podemos desechar ni una sola aportación por muy pequeña que sea porque no estamos en condiciones de rechazar nada. Por eso incluso, a coalición con el tema anterior, con respecto al 8 de marzo a mi me parece genial incluso las apuntes de folclore en torno a ese día.  Para nosotras que vivimos con una conciencia de desigualdad más elevada ese folclore no vale, pero para esas mujeres que no han tenido la posibilidad de acceder a ideas, a redes, a amistades,… sólo por el hecho de decir que porque es el día de la mujer se van con sus amigas ya es un paso. Para nosotras es una nimiedad, pero para estas mujeres es importante.
 
¿Hasta qué punto estamos aprovechando las mujeres las opciones que dan la igualdad legal establecida?
Elia Rosa: Las opciones desde que existe la igualdad legal y la universalización de la educación están ahí pero volvemos a lo mismo. Los líderes siguen siendo casi exclusivamente hombres, sigue sin existir correspondencia etc. Pero el paso fundamental de los últimos años no es que sólo se han abierto las opciones y se ha tomado más conciencia de desigualdad, sino que se han establecido legalmente garantías para la igualdad. En mi opinión aquí esta la clave. Ya no hablamos de cuotas sino que hablamos de paridad electoral. No es que tenga la opción como mujer sino que el sistema me está dejando ese sitio. Y esto las mujeres lo estamos aprovechando con fuerza.
Susana: El problema es que no todos los ámbitos son como el político en el que con las mujeres que hoy por hoy estáis de alguna manera u otra podéis arroparos. Hay otros ámbitos en los que es la propia mujer la que rechaza el ámbito en el que se encuentra. Eso o aceptar que te tienes que incorporar al mismo sola, con todo lo que eso conlleva. Habría que hablar aquí también del grado de asociacionismo, de conciencia asociativa, porque sin ella al final llegarás a pensar que no tiene sentido tanta lucha si lo que voy a estar es pasándolo mal, perdiendo el tiempo, abandonando a mi familia y a mi empresa, y sin ganar nada. La realidad en el ámbito empresarial, el mío, es muy difícil de cambiar por muchas opciones legales que se establezcan.
Mª Ángeles: Estoy completamente de acuerdo con Susana. En mi caso llevo participando quince años en órganos de participación de la Junta de Andalucía. Al principio era la única mujer, ahora somos dos. Y eso que son órganos en los que están representados todos los sectores, administración autonómica, provincial, local,… y todavía el porcentaje sigue siendo el que es.
Mercedes: Por todo ello nosotras lo que tenemos que celebrar es que trabajamos muchísimo. Estoy convencida que todas nosotras en nuestros ámbitos nos matamos luchando. No hay muchas pero las que están, pican piedra cada día, trabajando sin tirar la toalla. Es la cultura del no soltar porque te va en ello la rabia, porque no podemos soltar porque nuestras amigas no sueltan. Porque nos sentimos atadas a ese compromiso que al final es individual. Tantas mujeres hacemos red pero al final la malla son puntos individuales fundamentales cada uno de ellos.
 
Isabel García

Coloquios. 8 de marzo
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