¿Por qué la Economía Social es una buena fórmula para la mujer?

La Economía Social, tal y como demuestran los datos, supone un modelo de empresa distinto que integra valores diferentes a la empresa tradicional. Aúna criterios de competencia y competitividad con igualdad, y es un ejemplo de integración que debería ser considerado motor del nuevo sistema productivo que recientemente se ha planteado. De las oportunidades y debilidades del sector para la mujer hablamos con cuatro protagonistas del mismo en Andalucía, cuatro voces autorizadas para hablar de la presencia de la mujer en un sector en el que el valor personal está por encima del valor capital
 
 
Participantes:
Ana Barbeito, Directora General Economía Social y Emprendedores de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía
 
Lola Sanjuán, presidenta de Amecoop-A (Asociación de Mujeres Empresarias Cooperativistas de Andalucía)
 
Gabriela Ostos, presidenta de Amesal Andalucía (Asociación de Mujeres Empresarias de Sociedades Laborales de Andalucía)
 
Dolores Escalona, presidenta de S.A.T. Macondo y alcaldesa de Aznalcázar (Sevilla)
 
 
¿Son las andaluzas emprendedoras?
Ana Barbeito: Depende del concepto de emprendimiento. Si lo asociamos al concepto de empresa y contabilizamos el número de mujeres, diríamos que no tanto. Pero si hablamos desde el punto de vista de capacidades, de versatilidad, de solución de riesgos, de toma de decisiones, de tirar para delante, de manejar toda una economía más o menos doméstica,… en este caso diría que la mujer andaluza es muy emprendedora. Cuando hablamos de mujeres todas estas cualidades se visibilizan menos. Por eso habría que hacer todo un proceso por el cual seamos capaces de caer en la cuenta de esas capacidades que tenemos para, a partir de ahí, poner en marcha otros muchos resortes que muchos de ellos significarán poner en marcha empresas, cambiar realidades económicas donde la mujer, hasta ahora, ha tenido una aportación callada dentro de las tareas familiares o en la economía sumergida. Actualmente cuando hablamos de tasa emprendedora, sí que se comprueba que el índice de la tasa femenina en este sentido en los últimos años ha ido creciendo en Andalucía mucho más que la media española. Sin embargo, hay que destacar porque es cierto que las mujeres siguen montando empresas más por necesidad que por oportunidad. Y eso hay que cambiarlo porque hay que consolidar empresas, ser competitivas, y para ello es fundamental ver dónde están las oportunidades.
Gabriela Ostos: A las mujeres siempre nos ha tocado el ser los elementos en las crisis. Cuando ha habido crisis, a la mujer no le ha quedado más remedio que salir hacia delante. Porque además las mujeres somos tremendamente más concisas y precisas en el trabajo que los hombres porque sabemos que después tenemos una serie de labores familiares que atender. Por todo ello yo diría que las mujeres lo que hemos tenido siempre ha sido el emprendimiento de la osadia, de salir adelante cuando no te queda más remedio. Y es que verdad que seguimos las mujeres emprendimiento en sectores muy precisos y es cierto que tenemos que pasar de ese emprendimiento de necesidad al emprendimiento de oportunidad. Pero para todo ello necesitamos por una parte información, por otra formación, y por otra, y cómo no, ayuda por parte de las administraciones y conocimiento del mercado y de las oportunidades que hay en él.
Dolores Escalona: Sea como sea, desgraciadamente son todavía pocas las mujeres emprendedoras. La culpable es la responsabilidad, de la casa, de nuestros mayores, de nuestros hijos… Mientras no quitemos ese grado de responsabilidad no podremos emprender. Dejar la cabeza de un sitio para ocuparla en otra cosa. Para emprender, y con éxito, tenemos que tener la mente ágil y esto no será posible mientras las mujeres sigan siendo las responsables de toda la carga familiar. Y sí emprendemos es por necesidad, por la fueraza que tenemos algunas mujeres de no quedarnos en un segundo lugar, de ser las últimas. Pero somos muy pocas y en cualquier sector. Y en el que yo vengo mucho menos. Porque las mujeres hemos sido jornaleras toda la vida, pero emprender en el sector agrario, muy pocas.
Lola Sanjuán: Cuanta más trayectoria como empresaria tengo, más reivindico el hecho de ser empresaria y no emprendedora. Y es que muchas veces las palabras nos traicionan. Seguimos siendo las mujeres las eternas emprendedoras y eso es algo que desde las asociaciones empresariales femeninas venimos reivindicando. En cuanto al tema del emprendimiento por necesidad o por oportunidad, diría que los proyectos que desarrollamos son los que muchas veces nos encontramos porque no tenemos tiempo en la vida para pararnos a pensar y decir que quiero montar una empresa dándome dos años para madurar la idea. Las mujeres somos las grandes gestoras del tiempo y en esa gestión nos vamos acelerando a nosotras mismas a medida que maduramos. Reivindico el hecho de ser empresaria porque doy por hecho que emprendedora los somos todas, en lo formal y en lo informal. Y es importante que demos ese salto, que nos autonombremos como empresaria y que nos pongamos cara las mujeres empresarias. Necesitamos empoderar, tener imágenes femeninas empresariales de referencia que ocupan esa escala intermedia del tejido empresarial en el que estamos la mayoría de las mujeres.  
Ana Barbeito: Realmente es necesaria esa matización entre emprendedora y empresaria, tanto como la necesidad que apuntas de modelos femeninos. Las personas aprendemos por aprendizaje vicario, de modelos, y es cierto que aquí los referentes que tenemos son más masculinos que otra cosa. Hay que hacer aflorar a todo el grupo de mujeres empresarias que existen, que son capaces de emprender y que además lo hacen público, algo que muchas veces parece que nos cuesta demasiado, porque en lo privado las mujeres nos movemos muchísimo mejor que en lo público. Y si el 95% de las empresas andaluzas son pymes, tendremos que ir cogiendo ejemplos en esta línea, visibilizando como incluso con muy poquito es posible emprender. Porque afortunadamente lo que perseguimos es lo que se ha venido a llamar la economía de la igualdad, para que no sólo quien venga de una familia pudiente pueda salir adelante, sino que cualquiera que tenga un proyecto y se lo crea sepa que vamos a apoyarle para dar el salto. Desde el Gobierno andaluz tenemos una apuesta muy clara en este sentido.
 
¿Por qué la Economía Social es una buena fórmula para los emprendedores? ¿Qué representa la Economía Social para el tejido empresarial femenino? 
Lola Sanjuán: Porque es el valor del trabajo, el reparto justo de la riqueza respecto al valor que tú aportas y que es el trabajo. Si algo sabemos gestionar las mujeres es el trabajo, el capital también pero sobre todo, el trabajo. Pegarnos el día a día a la tierra. La Economía Social no es una economía que se pueda desligar del territorio. Buscamos la felicidad para nuestras empresas, para nuestras plantillas, para nosotras mismas. Nuestra manera de producir pasa por producir no sólo riqueza, sino también beneficio social y por tanto felicidad para el entorno. La Economía Social es hoy por hoy de los modelos más válidos que existen por ser democrático, por su papel gestionario de los recursos de la zona. Sin la Economía Social no estaríamos hablando de la Andalucía que estamos hablando ahora porque, ¿cuántas comunidades hay en el estado español con sus pueblos vacíos? El problema es que ha estado de moda el capital mientras se sigue creyendo que la Economía Social es una economía puramente de subsistencia, que no factura, que no genera riqueza. Y eso es mentira. Reto a cualquier sociedad anónima o sociedad limitada a que supere la facturación de las empresas que estamos aquí ahora.
Ana Barbeito: Hay una realidad que cada día es más patente y es cómo lo intuitivo y lo emocional forman parte de lo racional, de la toma de decisiones. Diría que la intuición dejó de ser femenina cuando se comprobó que era la primera parte de lo empírico y pasó a ser un don de la humanidad. Hoy tener en cuenta lo emocional a la hora de tomar decisiones se ha convertido en un nuevo valor de empresa competitiva, y ése es uno de los valores de la Economía Social. Es más, en breve se presentará un estudio encargado por el Gobierno andaluz a ESECA sobre los niveles de calidad de vida de las personas que trabajan en la Economía Social y curiosamente, se observa en éstas una percepción de bienestar mucho mayor con respecto a empresas que trabajan con otro tipo de fórmula jurídica.
Gabriela Ostos: El problema es que a la Economía Social se le ha visualizado el concepto social y no el concepto economía. Para que la economía subsista hace falta que evidentemente genere beneficios, recursos y que esté en el mercado. Pero además de generar ingresos gestionamos desde una serie de valores como la democracia, la implicación personal y profesional en el proyecto. Y lo hacemos por encima del concepto mercantil, es sólo un sistema de prioridades. Y es una buena fórmula para emprender, y más en estos momentos, porque en virtud de ese sistema de prioridades en el que la implicación personal de cada uno es el gran protagonista, hace que en situaciones de crisis seamos capaces de hacernos más pequeños en momentos difíciles y más grandes cuando procede. Nos diferencia esa versatilidad en cualquier momento de la vida de la sociedad que en definitiva es nuestra propia vida.
 
¿Por dónde pasan los retos actuales de las empresas y de las mujeres empresarias de Economía Social?
Lola Sanjuán: Antes se nos decía a las mujeres que no teníamos preparación empresarial, que nos faltaban carreras. Ahora tenemos esa preparación, esas carreras y sin embargo seguimos encontrándonos los mismos problemas de antes. El principal problema es la falta de financiación. Ajustando las estadísticas somos menos morosas que los hombres y, sin embargo, seguimos teniendo más problemas de financiación que ellos. Parece imperar la teoría del burro grande ande o no ande, la apuesta por los macroproyectos y no por los microproyectos en los que mayoritariamente las mujeres se mueven. Sigue haciendo falta una apuesta de una banca por la Economía Social como la que existe en Mondragón, líder mundial del trabajo en cooperación. Ojalá el futuro sea tener una gran parte de una caja a disposición de la Economía Social que se atreva con los proyectos de este sector que hoy por hoy vienen mayoritariamente de la mano de mujeres.
Ana Barbeito: A mi lo que me gustaría es saber a cuántos hombres, y no hace tanto tiempo de esto, se les pedía en el banco a la hora de pedir un crédito la firma de su pareja si estaban casados en bienes gananciales. Cosa que a las mujeres sí se les pedía cuando iban a una entidad para pedir un préstamo para un proyecto empresarial por muy pequeño que fuera pero que también necesitan financiación. Cuando el proyecto lo que tiene detrás es una idea pero poco capital, los bancos se echan para atrás. Estoy con Lola en que hay una pata importantísima que es la financiación, y por eso desde la Junta de Andalucía se están estudiando las posibilidades de un instrumento de fondo que pueda insuflar a las empresas de Economía Social. Estamos en ello pero es verdad que ya existen instrumentos como Invercaria, sociedad de capital de riesgo que sólo existe en Andalucía y que tiene un papel fundamental apoyando a las pequeñas iniciativas empresariales. Ahora lo que queremos es retomar una línea en Invercaria que vaya en clave de género pero también queremos retomar un concepto que en Economía Social por su propia ideología tiene una gran cabida como el del Business Angel, gente que ya tiene consolidada su empresa y que en un momento determinado decide apostar por otras empresas que están iniciándose apoyándola económicamente.
Dolores Escalona: Es muy importante la existencia de todos estos instrumentos porque si por algo están flaqueando hoy las empresas es por la falta de financiación. Pero todos esos instrumentos deben funcionar. Instrumentos como los ICO, que hasta ahora no lo han hecho. No se puede ir con un ICO a ninguna parte porque te pierdes en el tiempo y entre papeles, y eso no se puede consentir. Tienen que ponerse al día y hacerlo sobre todo con las pymes, que son las tienen menos recursos.
Gabriela Ostos: Y echamos de menos una banca pública como la que había hace años en este país y que acabó desapareciendo. Una banca que apoye a las empresas, y no que estamos inyectando dinero a nivel mundial a la banca privada que está haciendo lo que da la gana.
 
¿Cómo valoráis el anuncio del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de una nueva Ley de Economía Social?
Ana Barbeito: Con la nueva ley de Economía Social de alguna manera se va a hacer visible el sector. Porque ya está bien de que a la Economía Social se la vea como a la hermana chiquitita de las empresas, como a la cenicienta o a la humilde. Porque ésta tiene un valor dentro del PIB. Estamos hablando de casi 9.000 empresas de Economía Social actualmente, de la cantidad de puestos de trabajos directos que genera, de una presencia que se da casi en el 87% de los municipios de Andalucía. La Economía Social como modelo posible tiene que sacarse hacia adelante y visibilizarla muchísimo porque hay valores fundamentales que ahora mismo hacen falta que sean enarbolados y visualizados. Porque no es un modelo hipotético, es una realidad aunque poco conocida.
Gabriela Ostos: Dentro de la Economía Social se confunde la parte económica de supervivencia con la parte personal de la vida de cada uno. Dejar de confundir esto es lo que tenemos que lograr con esta ley en la que me agrada participar por poder desde las empresas del sector aportar una visión diferente del mundo empresarial. En Europa no existe el concepto de Economía Social y liderar el sector desde España con esta ley puede ser un paso muy importante para nosotros, un privilegio.
Dolores Escalona: Sin duda la propuesta de esta ley es una gran propuesta por parte del presidente, pero para llevarla a cabo con todas sus consecuencias y mientras antes, mejor. Es más, ya era hora que saliera.
 
¿Cómo definirías la presencia de las mujeres en los puestos directivos y de liderazgo en las empresas de Economía Social?
Dolores Escalona: El liderazgo de mujeres está todavía por salir a flote. Tenemos mujeres mucho más preparadas para tomar liderazgos y sin embargo no acaban por ocuparlos.  
Gabriela Ostos: La verdad es que todavía sigue siendo muy precaria esa presencia. Por ejemplo, en las sociedades labores la mujer tiene una presencia del 43% y sólo el 36% están en puestos directivos. Para nada hemos llegado a la igualdad, nos queda mucho trecho por recorrer teniendo en cuenta además que ese 36% aparece en las empresas en las que la mayoría de los socios son mujeres, es decir, que por inercia los puestos directivos están ocupados por mujeres. Sin embargo diría que estamos en la buena vía, que poco a poco a través de nuestra demostración, valía, capacidades, de nuestra forma de gestión y de nuestra forma de actuación dentro del mercado vamos avanzando. Lo que pasa es que nuestro camino es silencioso, que se va notando pero que no es estridente, que no produce choques ni grandes atascos ni riñas. Yo sé que el mundo cuando mi hija esté ahí será de ella. Las mujeres ahora estamos asumiendo la importancia que tenemos en el mundo, somos las que estamos tomando la iniciativa.
Lola Sanjuán: En el sector de las cooperativas sí que hay más de mujeres que en el resto de estructuras jurídicas de la Economía Social, por lo tanto se nivela un el liderazgo aunque sigue siendo más baja su presencia que la de los hombres. Lo que sí es verdad es que la mujer dentro de la Economía Social ocupa más puestos de dirección que en otras fórmulas empresariales por lo cual también habría que hacer un análisis de por qué es un modelo que nos vale a las mujeres. Necesitamos monitorizar los liderazgo de mujeres empresarias, saber por qué hay o, por qué no, líderes mujeres. Hacer un análisis pero con toda la sociedad respecto a la gestión del tiempo porque hoy por hoy parece que es imposible ser madre y empresaria sin que exista un sentimiento de culpabilidad o frustración en nosotras.
Gabriela Ostos: Y que el término ambición dentro de la mujer deje de ser negativo porque para llegar a ser líder hace falta tener ambición. Tenemos que quitar la connotación negativa que el término tiene en las mujeres, ir sacando los estereotipos e ir valorando lo que somos capaces de hacer con ambición.
Ana Barbeito: Es verdad que todavía hace falta una mayor representatividad de las mujeres en los puestos de dirección. Porque dentro de la Economía Social hay también techo de cristal, el sector no es el enano de la burbuja. Todos los cambios que tengan que ver con la equiparación en género serán  modelos de innovación no tecnológica que van a servir para elevar la productividad y la competitividad de las empresas, y ahí las mujeres tienen mucho que aportar.  
 
Isabel García
 

Coloquios. Mujer y Economía Social
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