No soy perfecta, ¿y qué?

Isabel GarcíaIsabel García

Dicen que éste es el siglo de nosotras, de las mujeres. Dicen que hemos ganado en libertad, independencia, estudios y respeto profesional. Dicen que tenemos ante nosotras más posibilidades que nunca. Lo que no dicen es el precio que estamos pagando por todo ello, un precio basado en la perfección en todos los sentidos. Y es que hoy nuestro ‘triunfar’ no pasa sólo por ser buenas profesionales en nuestro trabajo, sino por ser, además, mejores amas de casa, madres, esposas, hijas, nueras, amigas, amantes, cuerpos diez… lo que oficialmente se denominada pluriempleadas. Porque el síndrome de Superwoman no es una invención feminista, es un trastorno real que está afectando a miles de mujeres en este mundo nuestro desarrollado. Es el nuevo mal silencioso de las mujeres del siglo XXI, que se enfrentan cada jornada a 24 horas en las que cumplir a la perfección, y sin margen de error, con ese modelo inadecuado de mujer al que nosotras mismas nos hemos auto-obligado, arrastradas por una sociedad cada vez más competitiva y exigente que nos ha empujado a asumir que somos capaces de alcanzar el éxito profesional mientras que todavía depende de nosotras mismas la organización del hogar y la formación de los hijos. Ya es hora de que las mujeres dejemos de depilarnos con una mano mientras contestamos con la otra una llamada de trabajo, vigilamos mentalmente el tiempo que lleva el pollo en el horno y reprendemos a los niños mientras duran los hobbies de papá. Porque, ¿por qué las mujeres tenemos que ser perfectas?

Tags:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo