Mujeres saharauis

Gloria BellidoGloria Bellido

Cuando pensamos en países árabes, por desgracia, se nos viene a la cabeza la difícil situación que en algunos de ellos sufren las mujeres. No obstante, todos sabemos que generalizar nunca es bueno ni justo y una excepción a la regla la podemos encontrar mucho más cerca de lo que nos imaginamos.
 
Hace poco un amigo mío ha ido a visitar los campamentos de refugiados en el Sahara. Además de ser una de las experiencias más impresionantes de su vida, según cuenta, ha podido ver, de primera mano, como es el día a día de hombres, mujeres y niños que tienen que sobrevivir rodeados de desierto.
 
Y resulta increíble ver cómo, en ese ambiente hostil, han conseguido crear sus hogares y ocuparse de la salud y de la educación de sus hijos. Un ejemplo de ello es que un porcentaje altísimo de saharauis han salido del analfabetismo y son muchos los enviados a universidades extranjeras para licenciarse y luego volver y ser más útiles a su país.
 
Todo esto es en buena parte gracias a las mujeres saharauis que tienen un importante papel en la dirección de los campamentos y, en general, una gran influencia en política. Un ejemplo de ello puede ser el Frente Polisario o la Unión Nacional de Mujeres Saharauis cuyo objetivo es apoyar la emancipación femenina y concienciar a las mujeres de su papel activo en la sociedad.
 
Lo mejor es que parece que todo esto funciona: por ejemplo, la escuela 27 de Febrero da cada año a muchas mujeres herramientas para adoptar ese papel activo en la vida política y social y muchas costumbres, como el uso del velo o los matrimonios acordados, han sido abolidos.
 
En realidad no tendría que parecernos raro. Siempre se ha dicho que las mujeres somos más resistentes y sabemos afrontar mejor las situaciones difíciles. No sé con seguridad si esto es cierto o no, pero, sin duda, estas mujeres han conseguido superarse a sí mismas y han alcanzado un importante papel en su sociedad aprovechando la coyuntura de la complicada historia que ha sufrido su pueblo: mientras los hombres ocupaban los puestos en el ejército, tuvieron que organizar los campamentos y asegurar su supervivencia y la de sus hijos.
 
Escuchar la historia de estas valientes mujeres me hace esperar y creer que en un futuro pueda ocurrir lo mismo en otros países donde ahora reina el radicalismo islámico y donde las palabras mujer e independencia no pueden ir juntas en una misma frase. Afortunadamente hay muchas mujeres que pueden seguir sus creencias sin renunciar a la libertad; por todas las demás hay que seguir luchando para que, como las mujeres saharauis, puedan adoptar el papel de igualdad que les corresponde en cualquier sociedad.

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