Mujeres dálits con discapacidad: un triple desafío a su empoderamiento

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Nacer mujer con discapacidad en una familia dálit en la India representa una triple discriminación. Significa comenzar una vida con serias desventajas y privación de oportunidades para su desarrollo personal en diferentes ámbitos sociales, así como vivir con mayor dependencia y estigma social.

La población dálit constituye el 16,2% del total de la población india, pero su control sobre los recursos del país es de menos del 5%. Cerca de la mitad de la población dálit vive bajo la línea de la pobreza y tienen una tasa de analfabetismo del 62%. Las desigualdades de género entre mujeres y hombres dálits con discapacidad se evidencian en el rol que les impone el patriarcado. La mayoría de ellas no contraen matrimonio debido a la construcción cultural del atractivo femenino, que va en contra de su realidad. Pero además, su soltería es cuestionada socialmente, pues el matrimonio es de obligado cumplimiento para las mujeres.

Nacer niña en la India
Otro factor fundamental es que la discapacidad no se debe sólo a una cuestión biológica, sino que en muchas ocasiones es adquirida posteriormente al nacimiento. Es decir, cuando se nace niña el cuidado de su salud, su bienestar social y emocional es infravalorado por la familia, y las niñas tienen más posibilidades de sufrir anemia, neumonía, malnutrición y un retraso en su crecimiento: causas principales de discapacidad.

El hecho de nacer mujer les priva de una alimentación adecuada, las coloca en una posición de discriminación y su vida importa poco. Conforme van creciendo, experimentan situaciones emocionalmente traumáticas que pueden conducir a un daño psicológico irreversible, incluso a la pérdida de su vida. El caso de violación y asesinato de una joven sorda y muda el mes de febrero pasado en la India, evidencia no sólo su alta vulnerabilidad frente a la violencia, sino también la falta de mecanismos de protección a sus derechos humanos por parte del Estado.

El ser mujeres, el pertenecer a una casta baja y tener una discapacidad las convierte en blanco fácil de abusos y de explotación. Esta realidad se vuelve un fenómeno silencioso pues en la mayoría de los casos es complicado comunicar el acto de violencia o, simplemente, no lo comunican, con lo cual es difícil contar con datos fidedignos sobre los abusos que padecen. Además, no se las considera con autonomía para valerse por sí mismas y se ven relegadas a no cubrir sus necesidades básicas de salud, educación, vivienda, empleo, etc.

Comercio Justo para combatir la discriminación
Por este motivo, la Fundación Vicente Ferrer (FVF), a través de su programa de Comercio Justo y Solidario – Colaboración Activa, pretende combatir la fuerte discriminación que sufren en Andhra Pradesh las mujeres con discapacidad de las castas más bajas. La finalidad es promover su empoderamiento, su inserción sociolaboral y la generación de ingresos, a través de un proyecto autosostenible, que implica fortalecer su autoestima, que tomen sus propias decisiones, desarrollen sus capacidades personales y tengan herramientas necesarias para asumir el control social y económico de sus vidas. Se promueven los talleres-residencia donde reciben formación en una actividad económica y educación básica. Además, tienen seguimiento médico y se les ofrece un empleo estable.

En los talleres elaboran diversidad de productos, los cuales se exportan hacia España, y los beneficios de su venta se reinvierten directamente en el programa que actualmente beneficia a un total de 75 mujeres y sus familias.

Fuente: Fundación Vicente Ferrer

 

 

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