Moros, cristianos, judíos… y romanos en Baena
Dicen que el nombre de Baena procede del árabe, Bayyana, y dicen también que viene de un hacendado romano que se llamó Baius. Claro que también cuentan que, en realidad, la ciudad actual es heredera de Iponuba, una villa ibera que fue citada por Plinio. Hay división de opiniones, pero en lo que todos están de acuerdo es en que Baena es el nombre de una de las denominaciones de aceite de oliva virgen más prestigiosas del mundo.
Y es que, en efecto, Baena acumula una larga Historia, y un montón de historias, que sorprenden en un municipio relativamente pequeño. Pero aquí están para demostrarlo el león y la leona iberas y una larga colección de exvotos de Torreparedones, los bustos de emperadores romanos y sus familiares, incluyendo uno de Augusto encontrado en noviembre pasado, el castillo que fue árabe y también cristiano, la Almedina, con calles, plazuelas y rincones que evocan otros tiempos y siguen el típico trazado árabe… y ya de tiempos más recientes, ejemplos como el artesonado mudéjar de la Iglesia de Madre de Dios, la gran reja plateresca de la de Santa María la Mayor, los púlpitos tallados del siglo XVII en la Iglesia de San Bartolomé, el rico retablo barroco de la de Ntra. Sra. de Guadalupe, o las tallas barrocas de la Iglesia de San Francisco. Y también está aquí la figura del Judío, personaje central de su original Semana Santa, del que llama especial atención su singular ndumentaria.
Como suele repetir la entusiasta alcaldesa de Baena, María Jesús Serrano, “Aquí hay castillos y leones, tumbas iberas y exvotos, templos romanos, iglesias cristianas, caminos sin fin y cuevas misteriosas, y olivos, y poesía. Y las voces de personas que un día fueron y otras que ahora son.”
Pero, pese al peso de la Historia, Baena es una ciudad que vive al ritmo de hoy y que se preocupa por mostrarse al día, por potenciar sus recursos y por combatir la crisis con las armas que tiene a mano. Por eso, el Ayuntamiento de Baena ha estado presente en destacadas ferias, como FITUR donde mostró su oferta turística, o en las ferias regionales de Castro del Rio y Jaén, por eso potencia su riqueza medioambiental, como el Pantano de Vadomojón, donde se puede navegar con embarcaciones de recreo por un pantano casi virgen, ya que en sus alrededores no se ubican ni construcciones, ni tendidos eléctricos ni carreteras, el único sonido es el de la naturaleza, o la Vía Verde Guadajoz-Subbética que dispone de una longitud de casi ocho kilómetros y une el casco urbano de Baena con la Estación de Luque, donde enlaza con la Vía Verde de la Subbética.
Por eso, también, Baena potencia sus tradiciones, como la inmediata celebración del Carnaval, o la ruta «Caminos de Pasión», que trascurre por varios municipios vecinos y que pertenede poner en valor la forma de vida, tradiciones e idiosincrasia de estos lugares, a través de su Semana Santa y fiestas religiosas, patrimonio, gastronomía, tradiciones, folclore y artesanía, y ofrecen un concepto novedoso de producto turístico a través de vivencias y experiencias, fruto de la herencia cultural propia de los municipios. Baena también espera con ilusión su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional y pugnando por su reconocimiento internacional, una tradición que mezcla a la perfección lo cultural con lo religioso.
Capital del “oro verde”
Y, naturalmente, Baena mima con especial esmero su “oro verde”, el aceite de oliva virgen, ese zumo de las aceitunas que con paciencia y tesón ha ido criando ese mar de olivos que la rodea y la abraza. De ahí nace el aceite de oliva, obtenido después de un trabajo duro pero cuidadoso de recogida del fruto del olivo gracias a las manos que todos los inviernos se disponen a realizar esta tarea. El punto al que llega esta aceituna es la almazara, y en Baena hay una gran variedad, desde las más tradicionales, como la recreado en su espectacular Museo del Olivar y el Aceite, a las de diseño vanguardista, como la del Cortijo Suerte Alta.
El aceite de oliva virgen es la esencia de la cocina de España y un ingrediente imprescindible en la dieta mediterránea, declarada en 2010 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sano, saludable y muy sabroso, es un manjar del que se desconoce casi todo. En cualquier momento del año se puede descubrir las tierras donde se cultiva, el proceso de producción y la cultura que gira en torno a la oliva, la ruta de este tesoro, los lugares en los que este oro… líquido.
España es el mayor productor mundial de aceite de oliva virgen y aunque existen hasta 27 Denominaciones de Origen, es en Andalucía donde se encuentra la mayoría y Baena a 50 kilómetros de Córdoba, que también forma parte de la llamada Ruta del Califato gran itinerario cultural del Consejo de Europa, puede ser el punto de origen para recorrer la Ruta del Aceite, que llevará a la vecina Jaén, al Parque Natural de Sierra Mágina y a Baeza y Úbeda, dos ciudades cuyos conjuntos monumentales renacentistas están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además se visitarán pueblos que reflejan una cultura asociada al cultivo del olivar, tanto a través de la peculiar arquitectura de sus cortijos, como en sus tradiciones y artesanía. Se podrán visitar almazaras (molinos en los que se exprimen las olivas), participar en catas y conocer todo el proceso de producción del aceite de oliva virgen.
Pero antes de emprender camino, vale la pena dedicar un tiempo a descubrir la propia Baena y su comarca donde se produce la oliva que da lugar a la D.O Baena, una de las más prestigiosas. Esta D.O supone que no ha habido ninguna alteración desde su recolección hasta que llega a las manos del consumidor, conservando todo su aroma, sabor y vitaminas.
La comarca olivarera de Baena destaca por la gran calidad de sus aceites. La Denominación de Origen ampara a los aceites vírgenes, de calidad extra y acidez inferior a 1%. Es el aceite de oliva virgen extra, obtenido de la aceituna de las variedades Picudo o Carrasqueño de Córdoba, variedad principal, y en menor medida Lechín, Chorrúo o Jardúo, Pajarero, Hojiblanca y Picual. Se produce en un total aproximado de 37.000 hectáreas de olivos que están destinadas al cultivo de este aceite. La recolección de la aceituna se realiza de modo cuidadoso, bien mediante métodos mecánicos o tradicionales, así como su elaboración, para que no se produzca alteración alguna en el aceite en aras de conservar con plenitud su aroma, sabor y cualidades. Se trata de un aceite afrutado, con gran cantidad de aromas florales, matices almendrados, ligeramente amargo, y de un color variable entre el amarillo verdoso y el verdoso dorado.
Enrique Sancho
Más información:
www.baenacultura.es