
Voces del mundo pesquero II
Decir que la pesca es un mundo de hombres parece una obviedad, en la medida en que la mayoría de los actores de esta actividad económica pertenecen al género masculino. Sin embargo, la presencia de la mujer en la pesca es enorme desde tiempo inmemorial. En Galicia siempre ha habido mujeres en el marisqueo arreglando aparejos, e incluso a bordo de pequeñas embarcaciones que trabajan al día, sin mencionar el gran número de trabajadoras en las empresas conserveras, una abrumadora mayoría sobre el total de empleados. Pero sí es cierto que, al menos en lo que a embarques de mujeres en buques de pesca de cierta entidad se refiere, su presencia es anecdótica. En lo relativo a la gestión de las empresas pesqueras, formalmente quienes aparecen a la cabeza son los hombres y, sin embargo, como quiera que ellos están embarcados, las que se ocupan del papeleo, de la burocracia, son en realidad las mujeres, como no puede ser de otra manera en la medida en que también son propietarias de los buques (cuestión de la aplicación del régimen de gananciales). Sin embargo, la titularidad formal es masculina. El mismo fenómeno se aprecia en lo referente al asociacionismo pesquero, donde mayoritariamente son hombres los que ocupan los puestos de representación del sector.
En mi caso particular ejerzo la Gerencia de la Organización de Productores Pesqueros (OPP-07-LUGO) desde el año 1999 y soy testigo directo de la escasez de mujeres en el ámbito asociativo. De hecho, éramos más mujeres cuando comencé a trabajar que ahora, resultado seguramente de la reducción progresiva y continuada tanto de buques como de asociaciones del sector. Esto, sin embargo, no es óbice para que la presencia de mujeres esté aumentando en mandos intermedios y cuadros técnicos de las organizaciones pesquera. Pero, el famoso “techo de cristal” es una realidad en el sector.
No cabe duda alguna de que las pocas mujeres presentes en este mundo masculino demostramos día a día nuestra capacidad y valía. Además, al menos en mi caso, no me he encontrado con situaciones de discriminación, más allá de los típicos casos de paternalismo siempre presente. De hecho, casi puedo decir que en las reuniones en que coinciden mujeres, tal vez son las más duras negociadoras, pero siempre con la flexibilidad de buscar acuerdos, porque la firmeza en las convicciones y la defensa de unos intereses nunca debe estar reñida con la necesidad de alcanzar puntos en común que permitan avanzar.
La realidad nos demuestra, no obstante, que todavía hay mucho que trabajar en este campo en pos de la igualdad. Es cierto que cada vez hay más mujeres en todos los ámbitos de la pesca, pero no lo es menos que hay puestos en donde está infra-representada. Debe mejorarse la situación puesto que estoy convencida de que lo que podemos ofrecer es mucho y bueno, y debemos seguir luchando para que se nos reconozca como pilar en este sector primario de tanta importancia en nuestro país. Sólo con el reconocimiento del papel fundamental de la mujer en la pesca avanzaremos en una mejor gestión de la misma.
Mercedes Rodríguez Moreda
Gerente de OPP-07-LUGO