
Noruega, el paradigma de la conciliación
El país nórdico es uno de los más equitativos en cuestión de género según el ‘Indice Global de Brecha de Género’, publicado por el Foro Económico Mundial
Noruega suma en la actualidad más de cinco millones de habitantes y, junto a Suecia y Finlandia, constituye la Península de Escandinavia. No alcanzó la independencia como nación hasta principios del siglo XX y, en la actualidad, forma una monarquía democrática parlamentaria cuya presidencia del gobierno ocupa Erna Solberg. El país nórdico se caracteriza por ser uno de los países más ricos del mundo según su producto interior bruto (PIB), y es que es uno de los mayores exportadores de petróleo a nivel mundial y posee abundantes recursos naturales como la pesca y la energía hidroeléctrica. Pero, sin lugar a dudas, si hay un terreno en el que destaca Noruega es en el de la igualdad y la conciliación.
La igualdad noruega ha sido objeto de un largo proceso histórico que tuvo su origen en 1854, cuando el Parlamento, conocido con el nombre de ‘Storting’, permitió que las mujeres pudieran heredar lo mismo y en igualdad de condiciones que los hombres. Posteriormente, en 1885, nació la primera ONG compuesta por mujeres y en 1915 se aprobó el voto femenino. Hace apenas treinta años, en 1986, llegaría a la presidencia la primera ministra de la historia noruega, Gro Harlem Brundtland, quien formó un gabinete femenino con ocho mujeres entre sus dieciséis miembros.
Aun así, hubo un periodo en el que Noruega no fue ese modelo a seguir que las mujeres de tantos países anhelan en la actualidad, destacando por anteponer la política familiar al desarrollo de la mujer. Fue en las décadas de los años veinte y treinta, cuando se promulgó una normativa mediante la cual ninguna familia podía tener más de un salario. Esta medida desencadenó que muchas mujeres fueran despedidas cuando contraían matrimonio. No mucho tiempo después, en 1939, el Tribunal Supremo puso punto y final a esta normativa, ligada al menoscabo de la población femenina. Pero, el país nórdico tardó en recuperarse registrando en los cincuenta y sesenta un importante porcentaje de mujeres dedicadas a las tareas del hogar.
Poco a poco se iba produciendo el cambio y en 1959 la Asociación de Empresarios y los Sindicatos llegaron a un acuerdo para elaborar un tratado para la igualdad de salarios. En este contexto, el Plan de Seguridad Nacional de 1966 marcó un antes y un después en el panorama nacional fomentando la equidad en diversos ámbitos como la educación. Posteriormente, en 1971, se aprobó la Ley de Ayuda a padres y madres solteros y solteras y en 1972 se creó el Consejo de Igualdad entre mujeres y hombres que, poco a poco, se convirtió en un organismo que promovía la paridad en todos los ámbitos de la sociedad. Más adelante, en 1975 se promulgó la Ley del Aborto y en 1979 el Acta de Igualdad.
Estas políticas han hecho de Noruega uno de los países más equitativos en cuestión de género. Prueba de ello son los resultados anuales del ‘Índice Global de Brecha de Género’, publicado por el Foro Económico Mundial, y que analiza, desde un punto de vista internacional, la igualdad de géneros partiendo de parámetros como la tasa de empleabilidad, la participación en la vida política, el régimen de ocupación, las oportunidades económicas, el nivel educativo, las condiciones en materia de salud y el régimen de ocupación.
Este estudio ha demostrado una y otra vez que los países nórdicos son un modelo a seguir en materia de igualdad y Noruega, con una puntuación de 0.837 sobre 1, es el tercer país por detrás de Islandia y Finlandia de los 142 objeto de estudio. El país nórdico se ha mantenido en la tercera posición desde 2012 cuando obtuvo 0.840. En 2013 también alcanzó la misma posición con 0.8427 y, anteriormente, en 2010 y 2011 con 0.840 se situó el segundo del ranking. Asimismo, en 2008 encabezó la lista con 0.824.
Respecto a educación, los niveles de alfabetización del país nórdico se sitúan en el 99% en ambos géneros, posicionándose como la nación más equitativa en la materia. Tanto en primaria, como en secundaria el porcentaje es similar, situándose en el 100% femenino frente al 99% masculino en educación infantil, para posteriormente disminuir al 96% en el caso de las mujeres frente al 94% de sus colegas masculinos. Por el contrario, la educación superior registra grandes diferencias con un 91% de mujeres estudiantes frente al 58% de estudiantes masculinos -un dato este último remarcable-. Esta proporción, como es habitual, disminuye al 31% en el número de egresadas de carreras relacionadas con la ingeniería, la ciencia y la tecnología. Pero, aun así, no hay tanta diferencia en los índices de inserción laboral de estos sectores que se sitúa en el 48% femenino frente al 52% masculino.
En el plano laboral, el mayor reto de Noruega a lo largo de los últimos años ha sido el de ampliar el número de mujeres en los puestos directivos y, con el fin de contribuir a este objetivo, en 2009 se promulgó una ley de cuotas que obligaba a que el 40% de los puestos en juntas directivas de las compañías estatales y sociedades anónimas estuvieran ocupados por ellas. Esta normativa ha tenido resultados muy positivos, ya que en la actualidad, el 44% de los puestos en los consejos de administración de las grandes empresas está ocupado por mujeres. Por otra parte, la participación política femenina también es muy alta situándose en la tercera posición según el ‘Índice Global de Brecha de Género’, con un 40% de los escaños parlamentarios y un 47% de los cargos ministeriales ocupados. Además, la brecha salarial entre ambos géneros es inexistente a diferencia de en la práctica totalidad de los países estudiados.
Estos datos también han sido consecuencia de la sobresaliente política familiar del país nórdico, que ha contribuido a que la conciliación sea un fenómeno real y efectivo. Una política caracterizada por un amplio programa de guarderías públicas y subvencionadas, facilidades destinadas a las familias con situaciones especiales de dependencia y, especialmente, la flexibilidad de la jornada laboral tras la maternidad. En esta línea, la ley ofrece 46 semanas de baja con el 100% del sueldo o 56 con el 80% a todas aquellas mujeres que dan a luz. Por su parte, el padre también se beneficia de un periodo de doce semanas de baja por paternidad. Además, Noruega también otorga una prestación económica de 125 euros por cada hijo hasta la mayoría de edad.
Asimismo, los progenitores también pueden disfrutar de tres años de permiso sin sueldo para cuidar a los niños. En este caso, si no los llevan a la guardería se les otorga una prestación de un máximo de 5.000 euros por niño y año hasta el tercer año, momento en el que es escolarizado. Además, la ley noruega da a los padres seis meses de permiso pagado por hospitalización y 20 días por enfermedad. Actualmente, el Parlamento también estudia la implantación de un sistema similar al de Islandia, dirigido a potenciar aún más la conciliación, en el que la baja se dividirá en una parte para la madre, otra para el padre y una tercera para el progenitor que lo desee.
Todas estas medidas han contribuido a que Noruega aumente su índice de natalidad hasta los 1.9 hijos por mujer y que la edad de concebir el primer niño descienda a los 28 años, además han estado ligadas a un progresivo ascenso de la mujer en el mundo laboral. Un 80% de las mujeres trabaja fuera de casa y es el segundo país con una puntuación de 0.836 en empoderamiento económico femenino. Este parámetro que ha registrado una tendencia ascendente desde 2006, año en el que que se situaba en la decimoprimera posición con 0.729, alcanzó en 2013 la primera posición del ranking.
En conclusión, el país nórdico se posiciona como un modelo que ha marcado un punto de inflexión en el panorama internacional. El poder económico de la mujer, su papel de liderazgo en el entramado empresarial, así como su protagonismo en la política y la educación superior demuestran que la igualdad plena es un reto posible si se lleva a cabo la política y gestión adecuada. Y, sin lugar a dudas, Noruega, el paradigma de la conciliación, es un ejemplo de ello.
María Cano Rico
Fuente:
– World Economic Forum. The Global Gender Gap Report 2014.
– HOLE, Arni. La conciliación en Noruega: de la intención a la acción en Dosal, Pilar (coord.). Jornadas ‘Conciliación Laboral y Familiar: La asignatura pendiente’. Diputación Foral de Vizcaya, 2003
Recomiendo el documental «lavado de cerebro», explica el paradigma noruego y no se parece mucho al artículo, el los datos si pero en la conclusión no.