Michelle Bachelet, una esperanza para la igualdad
El Foro Económico Mundial en su edición anual del “Índice Global de Brecha de Género” analiza el comportamiento de los países respecto a la igualdad de género a partir de determinados parámetros como el desempleo, la participación y oportunidades económicas, la educación, las condiciones en materia de salud y el régimen de ocupación. Según este informe, Chile, con una puntuación de 0.698 sobre 1, se encuentra en la posición número 66 de las 142 existentes en el ranking mundial de igualdad.
Una posición poco envidiable si se profundiza en un plano geográfico, ya que tan solo en Latinoamérica, Chile es superada en materia de igualdad por países como Nicaragua que ocupa el sexto puesto con un 0.7894, Ecuador que con un 0.7455 posee el nº 21, Cuba que se encuentra en el nº 30, Argentina (31), Barbados (33) y las Bahamas (35). Más adelante en la tabla, pero también por encima de Chile se encuentra Perú en el puesto nº 45, seguida de Panamá en el nº 46 y muy cerca de Costa Rica (48), Trinidad y Tobago (49), Jamaica (52), Colombia (53), Bolivia (58), Guayana (64). Por detrás de Chile se encuentran Brasil, Honduras, República Dominicana, México, Paraguay, Uruguay, El Salvador, Venezuela, Guatemala, Belice y Surinam.
Desde un punto de vista educativo, los niveles de alfabetización oscilan en torno al 93,5% tanto en hombres como mujeres; además, conforme se avanza en el nivel educativo la presencia femenina prevalece. Así, si en primaria el porcentaje se mantiene equilibrado con un 93% de niños y niñas, en secundaria este porcentaje se balancea hacia el sector femenino, con un 86% de mujeres frente al 82% masculino. Finalmente, en los estudios superiores los datos disminuyen con un 79% femenino frente al 70% de hombres. Según el “Índice Global de Brecha de Género”, Chile es un país que ha hecho una gran inversión en formación femenina pero, por el contrario, no ha conseguido eliminar las barreras de acceso de la mujer al mundo laboral.
Así, y aunque la participación laboral femenina en Chile ha aumentado considerablemente a lo largo de los últimos años, situándose actualmente en el 55% frente al 79% masculino, los datos aún son un tanto desoladores. Algo que también se percibe notablemente en la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, ya que mientras que las mujeres cobran una media de 14,245 dólares, el sueldo anual de los hombres oscila en torno a los 28,849. Por otra parte, la tasa de desempleo femenina se sitúa en el 7,9%, dos puntos y medio mayor que el índice de paro masculino, que se encuentra en el 5,4%.
Desde el punto de vista de la conciliación, Chile ofrece 126 días de baja maternal frente a los 5 días de baja paternal. Esta medida, que en un principio beneficia a la mujer, fomenta la inserción y estabilidad laboral del género masculino frente al femenino, para el cual es muy complicado conciliar su vida profesional y personal. Hay que partir de la base de que aquellos países que fomentan la conciliación equilibran el tiempo de baja de ambos progenitores.
Una de las mayores críticas al país chileno se centra en la escasa presencia femenina en el plano político. Así, mientras que tan solo un 24% de los legisladores, altos funcionarios y directivos son mujeres, los hombres ocupan un 76% de estos puestos. Además, el “Índice Global de Brecha de Género” de 2014 señalaba que tan solo había 16 parlamentarias frente a los 84 puestos parlamentarios que ocupaban los hombres; y que en las posiciones ministeriales prevalecían los hombres con un 61% de hombres frente a un 39% de mujeres. Todos estos datos muestran como la escasa paridad se sitúa como una de las principales claves que contribuyen a alimentar la desigualdad de género existente en el país chileno. Aunque, a pesar de todo ello, no se debe pasar por alto que la actual jefa de estado es Michelle Bachelet, quien además ha sido reelegida por segunda vez.
Junto a la escasa presencia femenina en la participación política y la desigualdad salarial, la tasa de feminicidio es otra de las principales causas que distancia al país de la plena igualdad entre mujeres y hombres. Sebastián Piñera, anterior jefe de Estado, promulgó una ley de feminicidio que tipificaba este delito pero, aun así, el número de víctimas se ha mantenido. Según el Servicio Nacional de la mujer de Chile (Sernam) en 2012 se registraron 32 víctimas, una cifra que fue superada en 2013 con un total de 40. Unos datos escalofriantes, más aun cuando en muchos de estos casos las víctimas habían realizado una denuncia previa, lo que deja patente que la protección ofrecida por las entidades responsables en la materia no es la adecuada.
Por otra parte, los resultados de Género de la Encuesta Casen 2013 señalan que el porcentaje de hogares con mujeres responsables de estos asciende a un 37,9%, donde los niveles de pobreza y pobreza extrema llegan a un 15,4% y al 5,3% respectivamente. Por el contrario, el nivel de pobreza en los hogares con jefatura masculina se sitúa en el 11,2%.
Otra realidad que contribuye a incrementar la desigualdad de género es la legislación con respecto al aborto, ya que este no se permite ni siquiera en aquellos casos en los que se vea afectada la salud física de las mujeres. De hecho, Bachelet se enfrentó a diversos grupos de la oposición tras la aprobación de la venta de la píldora del día después y la distribución de ésta de forma gratuita a víctimas de abuso sexual en los hospitales públicos.
A pesar de los datos, Chile, en el puesto nº 66, ha disminuido considerablemente la brecha de género existente con respecto a años anteriores, ya que en 2013 ocupaba el puesto nº 91 y en 2012 el nº 87. Un avance considerable en el terreno de la igualdad con respecto a los dos años anteriores, traducido en 25 puestos en el “Índice Global de Brecha de Género” del Foro Económico Mundial. Aunque hay muchas cifras que se mantienen con respecto a años anteriores, el número de mujeres con cargos ministeriales se ha incrementado del 18 al 39%.
Aun así, es remarcable las oscilaciones en la materia que ha sufrido el país chileno a lo largo de los últimos años ya que en 2011, tras finalizar el primer mandato de Bachelet, Chile ocupaba el puesto nº 46 y en 2010 el nº 48. De hecho, es previsible que con la vuelta de Bachelet mejoren las políticas de empoderamiento el próximo año. Así lo reflejó en la presentación de la Encuesta Casen 2013 la anterior Ministra de Desarrollo Social, Fernanda Villegas, que señaló que “el conjunto de cifras muestra un país donde las brechas de desigualdad han ido disminuyendo, pero muchas de ellas se mantienen, lo que justifican el enfoque transformador del Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Ciertamente, la pobreza sigue teniendo rostro de mujer, por eso que las políticas públicas han tenido un acento en las mujeres, pues se trata de una de las principales desigualdades existentes en el país”.
Muchos opinan que Michelle Bachelet ofrecerá esos aires de cambio que contribuirán a avanzar en múltiples materias, incluida la igualdad entre mujeres y hombres. Bachelet es la primera mujer reelegida presidenta y su política está caracterizada por un marcado carácter social. En 2010 se le otorgó el título de Doctora Honoris Causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, por “su labor en la defensa de los derechos humanos en el ejercicio de la máxima autoridad política de Chile, y por haber impulsado políticas de reparación histórica y de reconciliación y de mejora de los niveles de justicia social, con especial atención a la población femenina”. Ese mismo año, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, la nombró directora ejecutiva de ONU Mujeres. Durante su estancia en el cargo, aprobó el acuerdo sobre ‘Eliminación y prevención de todas las forma de violencia contra las mujeres y las niñas’, fruto del 57º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Posteriormente, en enero de 2014, fue elegida nuevamente presidenta con un programa de gobierno que propugnaba la igualdad de género en el terreno laboral, en el plano salarial y en el acceso a la educación y a la salud.
Así, y aunque la discriminación laboral y económica, la violencia de género y la escasa paridad en el plano político formen parte de la realidad de Chile en la actualidad, ha llegado el momento del cambio, un momento marcado por el compromiso del Gobierno de llevar a cabo las medidas que sean necesarias para alcanzar una mayor igualdad de género, que conducirá al progreso de la sociedad. Porque, tal y como señala el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, “los países en los que hay más igualdad de género experimentan un mayor crecimiento económico. Los parlamentos en los que hay un mayor número de mujeres aprueban más leyes sobre cuestiones sociales claves, como la salud, la educación, la lucha contra la discriminación y la manutención de los niños”.
María Cano Rico