Mª Ángeles Cózar

CONFIANZA EN SÍ MISMAS
La Asociación Sevillana para la Promoción de la Mujer con Discapacidad LUNA fue la última en constituirse de las ocho asociaciones provinciales que conforman actualmente la Federación LUNA Andalucía; desde entonces, Mª Ángeles Cózar es su presidenta
 
Mujeremprendedora: ¿Qué es y por qué nace LUNA Andalucía?
Mª Ángeles Cózar: LUNA Andalucía es una Federación autonómica que aglutina a ocho asociaciones provinciales. Nació como asociación regional, pero con el paso del tiempo hemos conseguido vertebrarnos de tal forma que nuestra estructura es en la actualidad una Federación.  La entidad se constituyó en el año 2000 de la mano de un grupo de mujeres que ya veníamos participando activamente en el movimiento asociativo de la discapacidad pero que echábamos en falta una perspectiva que tuviera en cuenta la específica situación en la que se encuentran las mujeres del colectivo. Sentíamos que todo pasaba por la discapacidad y que falsamente se nos homogeneizaba a mujeres y hombres en nuestras necesidades y demandas. Sencillamente se hacía un acercamiento al mundo de las personas con discapacidad sin tener en cuenta el enfoque de género, y LUNA Andalucía ha venido a solventar esa carencia.
 
ME.: ¿Podría realizarnos un balance de su cargo como presidenta?
M.A.C: Soy presidenta de la entidad desde su fundación. El balance no puede ser más que positivo. Los comienzos fueron difíciles, como suele ocurrir, pero el desafío era ineludible, por eso en esta década que llevamos trabajando la sensación es de haber avanzado mucho. Al principio las resistencias a trabajar el tema de la discapacidad desde el género eran numerosas y muy beligerantes. No se entendía la necesidad de introducir este nuevo enfoque y la incomprensión venía no solo de  parte del movimiento asociativo de la discapacidad sino incluso del propio movimiento de mujeres, que consideraba que introducir nuevos ejes de análisis creaba desunión entre las mujeres. Esa beligerancia ahora ya no existe. Por supuesto que todavía tenemos que luchar porque nos vean y nos oigan, pero por ejemplo, hemos sido recientemente elegidas como entidad vocal en el Consejo de Participación de las Mujeres de Andalucía. Detentamos una vocalía como entidad autonómica. Y eso significa que las organizaciones de mujeres en general confían en nosotras, reconocen nuestros aportes y la necesidad de abordar el feminismo desde la perspectiva de la discapacidad como un elemento enriquecedor. 
 
ME.: ¿Qué servicios ofrece la Federación?
M.A.C: Desde finales del año 2004 la Federación ejecuta un proyecto de atención integral para las mujeres con discapacidad. Este proyecto se articula en dos grandes bloques, por un lado la investigación y estudio de las demandas de las mujeres, y por otro actuamos a partir de ahí involucrando a las mujeres y tratando de dar respuesta a sus peticiones. Contamos con un equipo de atención psicológica (que fue precisamente uno de los servicios más demandados por las propias mujeres) que ofrece terapias individuales y grupales. Esto permite dar respuesta a los problemas de autoestima muy generalizados en el colectivo. También estamos desarrollando un programa de prevención de la violencia de género que consiste fundamentalmente en impartir formación por un lado a las propias mujeres, y por otro a sus familiares así como a personal político y técnico de las administraciones públicas y de las organizaciones sociales involucradas en esta materia. El problema de la violencia de género es serio y bastante desconocido, por eso las tareas de prevención son cruciales. Además LUNA Andalucía desarrolla actividades de formación feminista,  lúdicas, de ocio y tiempo libre, etc.
 
ME.: ¿Por qué cree que es necesario una organización de este tipo?
M.A.C: Como ya he comentado antes, tradicionalmente las reivindicaciones de las personas con discapacidad han sido tratadas siempre como un todo homogéneo, es decir, parecía que las mujeres y hombres con discapacidad eran solamente “seres” con discapacidad a secas, sin género. Y realmente el género es un eje fundamental a la hora de abordar cualquier colectivo humano. En este sentido muchas demandas, por ejemplo, relacionadas con la salud reproductiva, la sexualidad o la violencia de género eran totalmente olvidadas simplemente porque no se consideraban temas pertinentes en el ámbito de la “discapacidad”. Además un movimiento muy masculinizado como es el de  las personas con discapacidad difícilmente iba a reivindicar ciertos temas considerados feministas. Por el otro lado el movimiento feminista no ha tenido contacto con el de las personas con discapacidad y consideraban que nuestros temas eran reivindicaciones de servicios sociales. No había punto de conexión, no se veía esa zona gris de marginación que se genera cuando la discapacidad y el género se entrecruzan. Por eso era necesario visibilizar a las mujeres con discapacidad en cuanto a tales, mujeres, que parece una verdad de Perogrullo pero que nos ha llevado mucho trabajo hacer entender esto. 
 
ME.: ¿Cree que, en tiempo de crisis como la actual, la mujer es la mayor perjudicada?
M.A.C: La crisis actual tiene un sesgo muy particular, es el triunfo del neoliberalismo, del desmantelamiento del estado de bienestar, y ahí las mujeres tenemos mucho que perder. Las políticas de igualdad en este contexto pueden ser consideradas intromisiones inaceptables cuando es el mercado el que debe regular todos los aspectos de la vida social, al menos eso nos tratan de hacer creer. Por ello sí que tenemos mucho que perder y más aun las mujeres con discapacidad. Cuando se habla de austeridad, de rebajar el déficit y de controlar las inversiones tenemos que ser conscientes que esos recortes van a afectarnos a nosotras principalmente. 
 
ME.: ¿Qué nos queda por hacer en el mundo de la ayuda a las personas con discapacidad? ¿Qué debemos mejorar?
M.A.C: La misma idea de ayuda a las personas con discapacidad resulta ya chocante. No debería hablarse de ayuda. Hay que transformar ese discurso en el discurso de los derechos. Somos ciudadanas y ciudadanos  titulares de derechos y nuestra lucha va por ese camino. Hay que hacer cumplir las leyes, por un lado, y por otro desestigmatizar la discapacidad, eliminar los prejuicios sociales en torno a nuestra realidad, pero huyendo del paternalismo y de la pena.
 
ME.: ¿Considera que la sociedad española está comprometida con estas causas?
M.A.C: Hay aún muchas ideas preconcebidas acerca de las personas con discapacidad. En el discurso difícilmente alguien va a cuestionar nuestras demandas pero en la práctica vemos como todavía las ciudades, los recursos, los productos siguen siendo diseñados, concebidos sin tener encuentra nuestra realidad. Que, por ejemplo, las ciudades sigan presentando barreras arquitectónicas es muestra evidente de que no se tiene en cuenta a las personas con movilidad reducida. Lo mismo puede decirse de los servicios especializados, como por ejemplo, los servicios ginecológicos, escasamente adaptados a las mujeres con discapacidad, aunque en Andalucía se ha conseguido que existan consultas de este tipo en cada provincia, gracias a la presión de las mujeres del colectivo. Quizá habría que dejar de ver la discapacidad como una causa que mueva a la solidaridad a la ciudadanía y se convierta sencillamente en una dimensión más del ser humano, y que como tal tiene el derecho de tener una vida plena y digna.
 
Mónica Urgoiti

Entrevista. Mª Ángeles Cózar

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