Los españoles, suspensos en el uso de las instalaciones eléctricas
Modificar una toma de corriente, manipular un enchufe y arreglar un interruptor sin el control técnico y los conocimientos adecuados, así como abusar de ladrones y alargaderas eléctricas puede ocasionar muchos riesgos en el hogar, e incluso, provocar un incendio. Además, el peligro es todavía mayor si se realiza en una vivienda con más de 24 años, el 30 por ciento de todas las que hay en España. Esta es una de las conclusiones del Estudio ‘Los mecanismos eléctricos en las viviendas. Incidencias en la seguridad de las personas y los bienes’, que FUNDACIÓN MAPFRE ha presentado en Madrid.
El objetivo de este informe, realizado en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, es conocer el estado y la utilidad las instalaciones eléctricas de las viviendas -tomas de corriente e interruptores principalmente-, y analizar su diseño y ubicación. Asimismo se pretende concienciar a los usuarios acerca de la utilización correcta, mantenimiento y rehabilitación de las instalaciones eléctricas, y proponer mejoras para incrementar la seguridad y protección de las personas.
El informe revela que las instalaciones eléctricas interiores de las viviendas son claramente mejorables en cuanto a su ubicación y cantidad por estancia. En España, aproximadamente una de cada 10 viviendas presenta una instalación de más de 35 años, un dato que pone de manifiesto que estas instalaciones no se adecúan a las necesidades actuales: uso de ordenadores, aparatos de audio y vídeo e Internet, y utilización de aparatos eléctricos como vitrocerámicas, secadoras, aspiradoras e impresoras, entre otras. Esta falta de flexibilidad y adaptación a los nuevos tiempos obliga a la mayoría de las personas a utilizar un mayor número de enchufes y alargaderas y a cambiar de lugar los mecanismos eléctricos, lo que va en detrimento de la calidad de las instalaciones y de la seguridad.
La mayoría de incidencias se producen en el salón (74 por ciento), y los dormitorios (62 por ciento), donde se utilizan de manera generalizada ladrones, alargaderas y enchufes múltiples. Llama la atención el hecho de que los dormitorios son lugares cada vez más inseguros porque, según el informe, se utilizan con mayor frecuencia como cuartos de estudio, donde en muchos casos se colocan los ordenadores, las pantallas, impresoras, televisiones y equipos de música. También son motivo de peligro las cocinas, donde se realizan conexiones de pequeños electrodomésticos al mismo enchufe, se usan alargaderas con varios puntos de conexión y arreglos o modificaciones caseras, circunstancias, que según el estudio son el origen del 24 por ciento de los incendios que se producen en las viviendas.
Las instalaciones de telecomunicaciones de las viviendas originan incidencias, aunque de menor importancia, ya que las nuevas tecnologías –telefonía inalámbrica y de Wi-Fi para Internet y domótica-, facilitan la implantación de equipos y receptores en cualquier estancia de la vivienda sin necesidad de hacer cambios en las instalaciones.
Las viviendas reformadas tienen un índice de incidencias inferior a la media, y esta circunstancia puede deberse a que a la hora de hacer una rehabilitación el usuario de la vivienda indica sus necesidades reales a los técnicos y a los instaladores.
Para evitar este tipo de riesgos en el hogar FUNDACIÓN MAPFRE recomienda colocar las tomas de corriente en las esquinas de las paredes de dormitorios y salones, a ser posible a 25 o 30 centímetros de las mismas, procurar que sean dobles o triples y que en las cocinas se sitúen sobre las encimeras con el fin de conectar pequeños electrodomésticos.
También aconseja que las tomas no queden detrás de los muebles; que se eviten las conexiones en enchufes múltiples, utilizando un enchufe para cada clavija o regleta de conexión homologada; no conectar ladrones ni regletas a otras regletas, ni aparatos eléctricos de alto consumo, como aspiradores y calefactores, a regletas y ladrones; y consultar a un instalador autorizado para realizar un arreglo, modificación o alteración de una instalación eléctrica.