Lola Sanjuán, presidenta Amecoop Andalucía
“EL TEJIDO EMPRESARIAL FEMENINO SE ESTÁ DIVERSIFICANDO”
El pasado mes de octubre la Asociación de Mujeres Empresarias Cooperativistas de Andalucía reunida en Asamblea General elegía a Lola Sanjuán para sustituir a Teresa Páez al frente de la misma. La nueva presidenta nos desgrana a continuación los retos que se plantea al frente de la organización
¿Qué le supone esta etapa como presidenta de Amecoop Andalucía?
Para mi es un momento expectante por dos cuestiones. La primera porque supone un compromiso y una responsabilidad grande y porque creo que mis compañeras han depositado en mi mucho apoyo y mucha esperanza. Es un reto y como tal lo afrontaré con la prudencia que requiere y sobre todo con un proyecto a largo plazo, a cuatro años vista y no de manera inmediata.
¿En qué momento decidió involucrarse en el mundo empresarial? ¿Y en el del asociacionismo femenino?
Soy empresaria desde hace sólo cuatro años y tenía mucha experiencia laboral, pero como empresaria se puede decir que estoy dando mis primeros pasos. Sin embargo, con el compromiso de género y por la lucha por la igualdad llevo más tiempo porque prácticamente desde que estuve en la Universidad en cuanto empecé a percibir las primeras discriminaciones, en cuanto empecé a pisar el mercado laboral, me dí cuenta de que hay algo que no tiene que ver ni con tu currículum ni con tu capacidad, sino que tiene que ver con algo que se llama género. En concreto en Amecoop llevo dos años y en la Junta Directiva anterior un año como coordinadora de Sevilla.
¿Cuál es el reto inmediato que se plantea como presidenta de Amecoop Andalucía?
En este primer mandato nuestro reto más importante pasa por la consolidación de la asociación territorialmente, es decir, estamos ahora mismo en las ocho provincias pero tenemos que darle una vuelta de tuerca más a la implantación de Amecoop y sobre todo al conocimiento social de la asociación dentro de los respectivos territorios. Por otro lado, otro reto muy claro pasa por el momento de crisis en el que nos encontramos, por estar muy atentas a los cambios que se producen en el mercado. Porque si bien es cierto que hasta el momento la crisis no nos ha afectado de lleno a las empresas cooperativistas de mujeres que son difícilmente deslocalizables y que siempre luchan por la estabilidad del trabajo, sí es verdad que hay que estar muy expectantes y adelantarse con estrategias de cara al futuro porque sí que está habiendo una incidencia de la crisis en la estabilidad laboral de las mujeres, en la empleabilidad de las mujeres. El tercer gran reto es estar en todos los foros institucionales, sociales, en los que podamos prestar la voz y podamos amplificar de alguna manera la labor que realizan las mujeres empresarias.
¿Cómo definiría el perfil de la mujer cooperativista andaluza?
Tenemos un problema para poder definirlo, y es que no existen datos desagregados. Por los datos internos de los que disponemos sabemos que la mujer cooperativista ahora mismo ocupa mayoritariamente la franja de edad entre los 35 y 45 años, cuenta con una alta cualificación y con presencia mayoritaria en el sector servicios. Un dato éste último que no significa que se trate de un sector feminizado, ya que el sector masculino también está mayoritariamente en servicios. Ya dentro del sector servicios destacaría como principales puestos la enseñanza, todo lo que tiene que ver con el sector socio sanitario, y las empresas que se dedican a servicios avanzados, servicios empresariales, bien de formación, de tic, y de comunicación.
¿Qué ventajas ofrece a las empresarias la fórmula de la cooperativa?
En mi opinión son muchas las ventajas que ofrece, y muchas porque creo que el emprendimiento de grupo significa tener siempre una red de apoyo y no es lo mismo empezar tú sola que en grupo en un mundo que viene marcado por reglas del mercado. El establecer una iniciativa con un grupo es muy importante y eso ofrece muchísimas garantías. Por otra parte, por nuestra manera de trabajar, la mujer comparte liderazgos con facilidad y eso es un beneficio a la hora de formar una cooperativa y de hecho se está dando, por eso tenemos tanta representación de mujeres en el movimiento cooperativista.
¿Cómo definiría el papel de la mujer en los puestos directivos de las cooperativas?
Ahora mismo por los datos que tenemos las mujeres en el staff de empresas cooperativas representamos un 18% en Andalucía. Se puede decir que el papel es exactamente igual que el papel que tenemos en el resto de la sociedad respecto a los puestos de alta dirección y es por un lado un gran fardo a nuestras espaldas que se llama conciliación y que hay que convertir en corresponsabilidad. Es decir, hombres y mujeres tenemos que aportar por igual en la vida de lo privado para que podamos disponer de nuestro tiempo para bien dedicarnos al movimiento cooperativista o a lo que creamos oportuno. Las mujeres partimos con ese hándicap que no nos sitúa en una situación de igualdad.
¿Cómo valora la estructura andaluza de asociaciones empresariales de mujeres?
Es un tejido vivo. El simple hecho de que se haya creado recientemente Fempes (Federación de Mujeres de la Economía Social) hace pensar que el tejido empresarial femenino se está diversificando, se está especializando en las necesidades que tiene cada sector, lo que no significa que haya una división sino que simplemente se identifica mejor las necesidades para luego ir con mayor número de voces a la hora de reivindicar. En el caso de Amecoop se puede decir que estamos en un momento espléndido, un momento de consolidación ahora que acabamos de cumplir cinco años y un momento estupendo para consolidarse. Sobre todo porque las mujeres cooperativistas cada vez nos reclaman más servicios y cada vez son más numerosas, cada vez ven más la necesidad de las alianzas.
¿Cómo valora la coyuntura económica actual del país?
La situación actual inquieta porque no sabemos si hemos llegado al fin de la recesión o estamos ahora mismo en uno de los picos de la montaña. Este último trimestre sí que ha habido repunte y se ha notado porque todas las empresarias así nos lo han hecho llegar. De cara a las mujeres cooperativistas muy pocas, casi ninguna, han tenido que cerrar, con lo cual se puede decir que la crisis la han aguantado muy bien. Son empresas que se han ido adaptando a los nuevos modelos, son empresas dinámicas que han ido cambiando. Dicho esto, sí que hay que decir que en el tema de la estabilidad y la empleabilidad de las mujeres ha empeorado con la crisis. Más del 80% de los contratos temporales que se están creando están siendo para mujeres y eso dice mucho, dice que las grandes bolsas de incertidumbre se empiezan a trasladar a las mujeres. En este sentido como mujeres empresarias tenemos una responsabilidad, no sólo por consolidar en los mercados las empresas cooperativistas de mujeres sino también por intentar velar y garantizar que el empleo femenino sea cada vez más estable y de mayor calidad.
Isabel García