La exposición ‘Fabulaciones sobre la mujer’ cierra sus puertas en el Museo de la Autonomía con más de 6.700 visitas
La exposición ‘Fabulaciones sobre la mujer. La imagen femenina en las colecciones del Museo de Málaga’, organizada por la Fundación del Centro de Estudios Andaluces, ha cerrado sus puertas con un total de 6.709 visitas, tanto de particulares, como de grupos de escolares y adultos.
La muestra, inaugurada el pasado 10 de diciembre, pretendía descubrir cómo se ha configurado la imagen de la mujer a través de la producción artística masculina y cómo la mirada del varón ha modelado y condicionado la identidad femenina a lo largo de los siglos. Con este planteamiento, la exposición planteaba una reflexión no sólo sobre la concepción que históricamente se ha configurado del papel de la mujer, sino que, a su vez, trataba de reivindicar su esfuerzo y protagonismo en todos los planos de la vida y en el progreso y evolución de la sociedad.
Esta iniciativa del Museo de Málaga, configurada exclusivamente con sus fondos y comisariada por José Ángel Palomares Samper, fomentaba una nueva lectura de sus obras proponiendo este particular recorrido temático por diversas épocas y estilos artísticos. A través de las 22 piezas que componían la muestra, este viaje partía del siglo XVII, con obras de Jacob Van Oost y David Teniers el Joven, hasta llegar a mediados del XX de la mano de maestros como Benlliure, Esquivel o Pedro Sáenz, por citar sólo algunos.
La exposición se planteaba como un proyecto de carácter mixto e interdisciplinario que, desde un discurso poco ortodoxo, ofreciese una aproximación a la imagen femenina desde distintas perspectivas históricas y artísticas, buscando la imagen que el hombre como productor y proyector de iconos ha ido forjando sobre su compañera.
Papeles tradicionales
Cuatro eran las secciones que componían la muestra en la que se resumían los papeles asignados tradicionalmente a la mujer, partiendo de su figura como procreadora y madre. La primera, dedicada a la ‘Mujer-madre’, analiza esta representación desde los primeros tiempos, hasta la hogareña y cotidiana maternidad de nuestros días, como cumplimiento de un fin socio-cultural capaz en sí mismo de colmar la felicidad femenina. En el segundo espacio expositivo, se planteaba un estadio evolucionado de la mujer como portadora de valores que al varón le interesa atribuir para garantizar la estabilidad y honorabilidad de su hogar. Es la imagen de la mujer-burguesa, de intachable honorabilidad y perfección de virtudes sociales, englobada bajo el título ‘Abnegada esposa, excelente madre y disciplinada ciudadana’.
La tercera parte, ‘Mujer y deseo’, se centraba en la fabulación erotómana que el varón hace de la mujer, al transformarla en esencia de belleza ideal, con el desnudo femenino como principal objeto de deseo. Por último, la sección ‘No somos diosas’ exponía el papel social que la mujer ha jugado a lo largo de la historia como ama de casa, compañera y trabajadora incansable que, además, ha padecido las mismas lacras sociales que ha vivido por siglos el varón.