La conformación del Nuevo Mundo no fue solo cosa de hombres
Madrid. La exposición ‘NO FUERON SOLOS. Mujeres en la conquista y colonización de América’, aborda por primera vez la presencia participación activa de la mujer en la conformación del Nuevo Mundo, un tema poco estudiado y mucho menos conocido. La muestra se podrá ver en el Museo Naval de la capital española desde el próximo 21 de mayo hasta el 30 de septiembre. Y es que, aunque se desconozca, la mujer ocupó puestos destacados en la conquista de América, fue pionera en el ámbito socio-económico y determinante en el asentamiento y el proceso de consolidación cultural de la naciente sociedad hispanoamericana.
Treinta mujeres acompañaron a Colón en su tercer viaje, más de 300 llegaron a Santo Domingo en el primer cuarto del siglo XVI y la población femenina constituyó casi una tercera parte de los pasajeros embarcados con destino a América entre 1560 y 1579.
Entre esas mujeres existen historias personales de gran interés, como la de Mencía Calderón, mujer de Juan de Sanabria, que a la muerte de su marido se hizo cargo de la expedición al Río de la Plata, o la de Isabel Barreto, almirante de la Armada de Felipe II.
El discurso museográfico recupera investigaciones recientes avaladas por documentación procedente del Archivo de Indias, de los archivos de Protocolos de Madrid y Sevilla y de la Real Academia de la Historia, además de archivos privados.
Con la participación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y la Fundación Museo Naval, la muestra exhibe un centenar de piezas pertenecientes al patrimonio histórico de la Armada, y a otros museos estatales, privados y colecciones particulares.
Estructurada en cuatro grandes apartados y una decena de módulos, la exposición recorre el proceso de conquista y colonización en toda su magnitud: la intervención crucial de la reina Isabel la Católica para derribar el escepticismo de la Corte al viaje colombino; la difícil travesía a Indias y la inevitable colisión de dos mundos; el mestizaje y el papel desempeñado por la mujer en la creación del tejido social y económico del Nuevo Mundo; y el legado que ha llegado hasta nuestros días.
Una negación histórica
“Superados los 500 años del descubrimiento de América, el relato transmitido de la conquista y colonización ha cometido un clamoroso olvido con la mujer, ausente en los textos académicos y en el imaginario colectivo. Con estos precedentes, la acotación no fueron solos, más que pertinente, es obligada para subrayar una injusticia, un maltrato historiográfico a la figura de la mujer, que no por repetido en muchos ámbitos debe dejar de sorprendernos”, asegura el director del Órgano de Historia y Cultura Naval, el Contralmirante Gonzalo Rodríguez González-Aller.
Apunta que la negación de la figura femenina “no ha sido inocente y ha perseguido apuntalar la leyenda negra, ofreciendo una imagen de la conquista trufada de estereotipos masculinos, de conquistadores sanguinarios, sin referencias a un legado incalculable que pervive todavía hoy”.
“La exposición pretende rescatar la semblanza de una treintena de mujeres capitales en este proceso de consolidación cultural y, más allá de los nombres propios, recuperar la intrahistoria de la colonización, una labor lenta y callada que adquiere un enorme relieve por configurar una nueva sociedad desde la nada”, argumenta.
Selección de piezas
El visitante que se adentre en la exposición podrá hacer un recorrido por piezas que sirven para ilustrar la conquista del Nuevo Mundo. Así, podrán encontrar, por ejemplo, la Carta Universal de Juan de la Cosa, la primera obra cartográfica que representa el continente americano. Su autor, Juan de la Cosa, participó en el tercer viaje de Colón a América y plasma en la carta los descubrimientos geográficos realizados entre 1492 y finales de 1500 para mostrárselos a los Reyes Católicos.
Destacado es por ejemplo la Farmacia de viaje, tallada en madera, procedente del Museo de la Farmacia Hispana. Y es que la precaria salubridad a bordo requería el embarque de al menos un barbero-cirujano y un cofre portátil con simples medicinales de origen vegetal, mineral y animal. Las inscripciones de esta arca revelan que su uso no se limitó a farmacia de viaje, sino también a ojo de boticario, pues en su interior se custodiaron valiosos materiales necesarios en la práctica farmacéutica.
Destaca también un jubón elaborado con seda, lino y cordoncillo. En la segunda mitad del siglo xvi se impuso en toda Europa el modo de vestir español que tendía a aprisionar el cuerpo, al reducir al mínimo la movilidad y mantener la cabeza erguida. El jubón, prenda de hechura difícil y costosa realizada por gremios especializados, vestía a hombres y a mujeres dotándolos de un empaque que armonizaba con la fama de altaneros y orgullosos de los españoles.
También componen la muestra, entre otros objetos, un mascarón de proa de la fragata Diana, prendas indígenas, alfileres, escritorios, lienzos y hasta un estribo femenino.