
Barceló La Bobadilla, epítome del slow hotel
«Nuestro principal objetivo es que el huésped se olvide de términos como ‘optimización del tiempo’, muy asociados al estrés y por lo tanto poco favorables para la desconexión y el descanso”. Son palabras de Enrique Castellanos, director del Barceló La Bobadilla 5* GL. El prestigioso establecimiento granadino se ha erigido como el baluarte del slow travel, una tendencia que aboga por concebir los viajes desde un punto de vista pausado, alejado de jornadas maratonianas repletas de actividades.
Destinado a convertirse en el slow hotel de referencia, el Barceló La Bobadilla reúne las principales características de esta nueva filosofía de turismo, que apoya olvidarse de los hoteles como un mero lugar de paso, y permanecer en torno a una semana en el destino elegido, no escoger grandes alojamientos, y recuperar el placer de las pequeñas cosas, como olvidarse del reloj, o de los dispositivos móviles, y disfrutar de la lectura, de un paseo, o de la sobremesa después de una comida de calidad.
Con el impresionante paisaje de su entorno, que permite una aproximación slow a la naturaleza; sus 70 habitaciones decoradas cada una de ellas con su propia personalidad, y que se convierten en la mejor excusa para que el hotel no sea solo un lugar donde pasar la noche; su artesanía en el trato, o su gastronomía (cuenta con La Finca, único restaurante cinco tenedores de la provincia de Granada), el Barceló La Bobadilla es el slow hotel por excelencia, concibiendo las estancias como sinónimo de retiro mental y de los sentidos y el tiempo libre con el pleno significado de tiempo de libertad.
Slow&eco: descanso premium asegurado
El concepto de slow travel está íntimamente ligado con una filosofía ecofriendly, ya que ambos llevan implícito un modo pausado y sereno de afrontar la vida. Y es que el origen de este concepto tiene tintes gastronómicos, el slow food, pero cuenta con valores fundamentales que se extrapolan al ámbito del turismo en general, y de los que también se saca un mensaje sostenible: la comida debe ser ‘buena’ desde el punto de vista del sabor y ‘limpia’ desde el punto de vista del medio ambiente.
De este modo, Barceló La Bobadilla es aun más el mejor ejemplo a seguir en esta tendencia en boga del turismo slow, ya que a su carácter de establecimiento premium le acompaña una política de total respeto al medio ambiente, por su generación limpia de energía a través de su plata de biomasa.
Del mismo modo, la serenidad que implica el turismo slow no sería posible sin un total compromiso con la excelencia hotelera, algo que le fue reconocido a Enrique Castellanos con el premio especial Knight Frank de los Conde Nast Johansens Awards por mantener la excelencia intacta en tiempos de crisis. El esfuerzo reconocido con este galardón, y que responde a una filosofía que se refleja en la frase del director del hotel: “no vendemos habitaciones, sino que ofrecemos sueños e ilusiones”.