
Financiación de pymes españolas
La financiación de las pymes aparece de manera recurrente como uno de los grandes problemas de las economías modernas. Este efecto se agudiza en aquellos países en los que las pymes tienen un mayor peso dentro de la economía. Allí donde suponen una fuerza económica de primer orden, en términos de generación de riqueza y empleo, su dificultad de conseguir recursos financieros para crecer y desarrollarse puede suponer un freno importante a la actividad económica general.
Como imagen del enorme peso de las pymes en España, cabe indicar que en diciembre de 2015, y de acuerdo con datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, un 54,5% del total de las empresas españolas son empresas sin asalariados (incluye los profesionales autónomos), un 45,4% cuentan con entre 1 y 249 empleados y tan sólo un 0,1% son empresas que se podrían calificar como grandes, con más de 250 empleados. En términos de empleo, según el “Retrato de la Pyme 2016” publicado por la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, a final de 2015 las pymes españolas generaban el 66% del empleo en empresas. Como en cualquier empresa, las pymes se nutren de dos grandes fuentes de financiación: los recursos propios y los recursos ajenos o de terceros.
Los problemas de acceso a la financiación de terceros por parte de las pymes pueden producirse por distintos motivos, de los que cabe destacar dos:
Riesgo. La falta de confianza por no ofrecer seguridad y suponer un alto riesgo para el financiador provoca que con frecuencia no se presten fondos a las pymes que los necesitan. Éstas no suelen disponer de activos de garantía, ocasionalmente no generan ni se espera que generen flujos de caja positivos a corto-medio plazo y no cuentan con suficientes recursos propios de respaldo.
Falta de información. Con un sistema financiero como el español, donde la intermediación bancaria es fundamental, y donde las pymes han dependido tradicionalmente en gran medida de los bancos, en los últimos años se ha hecho un esfuerzo para potenciar la intermediación financiera no bancaria, como es el caso del Capital Riesgo. No obstante, esta tendencia puede encontrarse con una dificultad: suele tratarse de productos financieros que no se ofrecen de forma sistematizada y perfectamente accesible. Así, se producen asimetrías de información entre las empresas y los mercados financieros y puede ocurrir que, aún existiendo recursos financieros excedentes, no se canalicen adecuadamente hacia las empresas que los necesitan.
En los últimos años han ido fomentándose distintas iniciativas para aumentar los cauces de financiación de las pymes, fuera del circuito bancario tradicional, que no está preparado para el análisis de casos únicos de empresas de distintos sectores y condiciones y que necesitan un profundo estudio caso a caso y no soluciones estándar. Ya está totalmente consolidado en el sistema financiero la actividad de intermediarios como las entidades de Capital Riesgo e incluso los inversores ángeles. A ello ha contribuido, entre otros factores, el apoyo del Sector Público con los nuevos desarrollos legislativos y con algunos fondos de fondos lanzados por importes elevados.
Las famosas tres F de los comienzos de tantos proyectos, como indican algunos analistas en inglés, “family, friends and fools” (familia, amigos y “locos”) apoyan proyectos en fase start-up y de alto riesgo.
A medida que se va avanzando hacia etapas de mayor madurez y menos riesgo, van apareciendo los inversores ángeles (diferentes a la familia), el capital riesgo, empresas o corporaciones y finalmente los mercados de capitales.
Los bancos comerciales desarrollan un papel mucho más transversal, pues pueden financiar la actividad de empresas en distintas fases de madurez, pero su actuación suele centrarse en un ámbito de riesgo más moderado y con operaciones más estandarizadas.
Cabe añadir un nuevo desarrollo de los últimos años, el crowdfunding (financiación de masas, pequeños inversores o mecenas que aportan cantidades muy pequeñas pero en gran número) que, si bien no alcanza en España los niveles que en otras economías, ha experimentado un crecimiento espectacular en los últimos años, pasando de ámbitos muy restringidos como el cultural o artístico hacia el mundo empresarial. Todos estos aspectos se trabajan en los programas de formación de EOI-Escuela de Organización Industrial.
Maite Seco Benedicto
Profesora del área de Finanzas de EOI – Escuela de Organización Industrial