Emprender en la Universidad
Cuando recibo a los nuevos estudiantes todos los años les hago algunas preguntas que me permiten entender cómo están cambiando los bachilleres. ¿Cuántos de vosotros queréis ocupar un puesto en la administración pública? ¿Cuántos queréis gestionar vuestro propio negocio? Curiosamente, hace pocos años, no más de cuatro, el número de manos que se alzaban ante la primera pregunta llegaba al 60%.
Ahora sólo queda reducido prácticamente a parte de los estudiantes de salud, que desean incorporarse al sistema público, y siguen creciendo aquellas que nos dicen “yo puedo desarrollar mis proyectos, puedo impactar en la sociedad”. Numerosos jóvenes apuestan cada año por sus ideas y trabajan muy duro para sacar adelante sus iniciativas. Pero, ¿qué papel juega la Universidad en este contexto?
En primer lugar, debemos definir qué entendemos por emprendimiento. Si bien puede resultar que en la creación de un proyecto concreto, no sólo es emprendedor aquel que gesta una idea de negocio concreta y la ejecuta.
El emprendimiento es una competencia que se refiere a la creatividad, a la capacidad de liderar el desarrollo de nuevas iniciativas, de crear valor… Habla de innovación, en definitiva. Una habilidad no contenida en los conocimientos técnicos de la titulación escogida, pero que puede y debe incorporarse en los planes de estudio de manera transversal.
Ésta, junto al trabajo en equipo, el liderazgo o la responsabilidad social, entra otras, conforman el perfil competencial que demandan los empleadores en el mercado de trabajo global. Numerosos expertos han llamado la atención sobre el salto que en ocasiones parece existir entre la Universidad y el contexto profesional y, de hecho, muchos empleadores han afirmado no encontrar perfiles que se ajusten a determinadas demandas. Es vital que este tipo de competencias se incorporen al modelo educativo si queremos una formación de calidad que haga de nuestros futuros egresados, sea cual sea la profesión que escojan, profesionales competitivos. En España y en cualquier parte del mundo.
En este sentido, además de aplicar métodos y contenidos adecuados, el emprendimiento debe formar parte del aprendizaje inmerso en la profesión que se va a ejercer. Los emprendedores deben entrar en el campus para transmitir a los estudiantes su experiencia, cómo lograron hacer realidad su idea.
Pero también los obstáculos encontrados y los fracasos cosechados. Todo cuenta. El aprendizaje desde el ejemplo.
El emprendedor es alguien que está dispuesto a asumir sacrificios, con responsabilidad. Una persona comprometida con lo que hace, valiente y trabajadora. Y, como consecuencia, atractiva para cualquier compañía o proyecto. Si queremos que nuestros futuros egresados sean agentes del cambio, debemos formarles y proporcionarles las herramientas para que sepan cómo hacerlo.
Nuestros jóvenes necesitan que potenciemos su talento para que lleguen a ser los profesionales que impulsen el progreso. Éste es el importante papel que juega la Universidad.
Isabel Fernández
Rectora de la Universidad Europea