Días para no olvidar

Gloria BellidoGloria Bellido

Muchas veces vivimos acontecimientos muy importantes en nuestras vidas y la intensidad del momento nos lleva a pensar que nunca olvidaremos lo vivido. Sobre todo sin son cosas negativas, pensamos que el dolor que nos produjo será suficiente para mantener vivo el recuerdo.
 
Y, sin embargo, no debemos imaginar la memoria humana como un almacenamiento perfecto de la información. La mayoría de nuestros recuerdos están más o menos distorsionados y eso por no hablar de la cantidad de cosas que habremos olvidado totalmente. De hecho, está demostrado que la mayoría de nosotros guarda un mayor número de recuerdos de los acontecimientos positivos de su vida que de los negativos.
 
No puedo dejar de encontrarle una gran utilidad a este hecho: así superamos más fácilmente nuestros traumas y perdonamos con más facilidad a aquellos que nos dañaron. Vivir del rencor y del dolor pasado no es algo que le guste a nadie y esta es la peculiar manera que tiene nuestra memoria de aliviarnos.
 
Pero también es cierto que muchas veces necesitamos rememorar ciertas cosas que ocurrieron, pues es la mejor manera de que no vuelvan a suceder. Se llama aprender de nuestros errores y aprovechar la experiencia, tanto nuestra como de otros.
 
Ahí radica, según mi punto de vista, la importancia de dedicar ciertos días del año a recordar: el Día mundial de la Paz, el Día de Andalucía, pasado recientemente o el próximo 8 de Marzo que será el Día de la Mujer.
 
(Esos) son días de fiesta y celebración. Se realizan numerosos actos conmemorativos y a veces tenemos vacaciones. Pero todo eso no nos puede hacer olvidar la otra cara de la moneda. El Día de la Mujer debe ser para todas nosotras un día de reflexión y autocrítica.
 
Reflexión por todas aquellas mujeres que lucharon por conseguir una igualdad que ahora nos parece tan evidente y tan justa, pero que tanto trabajo y esfuerzo costó en su momento.
 
Y autocrítica para plantear cuánto camino nos queda todavía por recorrer.
 
No podemos olvidar lo diferente que es nuestra situación con respecto a hace un siglo o incluso menos. Porque olvidar puede implicar volver a caer en los errores del pasado o abandonarse a la pereza y no tener en mente cuanto queda aún por conseguir.

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