De vuelta una vez más

Gloria BellidoGloria Bellido

Una vez más, como cada año, llega el momento de volver de las vacaciones (aquellos que se las hayan podido permitir) y retomar el trabajo. Por mucho que enero sea el primer mes del año, la verdad es que la mayoría de nosotros empezamos un nuevo año cada septiembre: los niños vuelven al colegio, los estudiantes a la Universidad y todos los demás a su vida laboral y a la rutina diaria.
 
Y es cierto que nosotros no pataleamos y lloramos como los niños al volver al colegio, pero más de uno seguro que sí vive un  pequeño pataleo interno: ¿por qué debemos abandonar el tiempo libre, el contacto con la naturaleza, el tiempo pasado con nuestros familiares, todo esto que nos dan las vacaciones, para volver a la rutina y al esfuerzo diario?. Todo el año trabajando para unas cuantas semanas de vacaciones no parece lo más justo.
 
Pues para todos esos que ya están a punto de auto diagnosticarse como depresivos post-vacacionales, ahí va un consejo: echad un vistazo a las estadísticas sobre el paro este año, de cuánto ha crecido este verano, cuando suele ser una época en la que la tendencia es bajar.
 
Muchas veces la pereza o el cansancio nos impiden ver la suerte que representa tener un buen trabajo del que vivir. Para Marx el trabajo era el único modo en el que el ser humano realmente se          autorrealizaba. Y no debemos olvidar que, gracias a él, nos relacionamos con el resto de la sociedad y podemos devolverle a ella algo de lo que nos da.
 
A pesar de todo esto, si realmente os dais cuenta de que no soportáis vuestro trabajo y no os aporta nada en absoluto, entonces yo pensaría seriamente en cambiarlo. Ya sé que esto resulta mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero tened en cuenta que nos pasamos más de la mitad de nuestra vida trabajando y si esas horas nos resultan imposibles de aguantar, entonces es mitad de nuestra vida la que aborrecemos.
 
Hoy en día mucha gente elige qué estudiar en función de lo que tiene más salidas laborales o con qué se gana más dinero, pero yo cada vez estoy más convencida de que ese es un grave error. Cada uno tiene sus aptitudes y preferencias y hay que saber conocerse a uno mismo y aprovechar de las propias características.
 
No mucha gente tiene la suerte de tener una vocación bien definida, sin embargo, con que pensemos en las cosas que nos hacen sentirnos cómodos y útiles en nuestro trabajo, seguro que la «vuelta al cole» de septiembre se nos hará mucho más llevadera a todos.
 
Y si eso no es suficiente, ¡hacer una escapadita de fin de semana tampoco es una mala idea!

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