Consuelo Crespo, presidenta de UNICEF

POR LA SONRISA DE UN NIÑO
Llevan más de medio siglo luchando para superar los problemas de pobreza, desigualdad, falta de oportunidades (…) de la infancia. Con una férrea decisión, Consuelo Crespo, presidenta de UNICEF, nos transmite en esta entrevista su voluntad de ayuda y de superación. Una mujer de principios arraigados y fuertes creencias, como la de poder terminar con la pobreza algún día si los poderes políticos se pusieran de acuerdo
 
Mujeremprendedora: UNICEF ya tiene más de 60 años de existencia. En España trabaja desde 1961, ¿qué balance hace de esta trayectoria?
Consuelo Crespo: UNICEF se creó al terminar la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de prestar ayuda a los niños europeos tras la guerra. Nació por una emergencia y, desde entonces, no ha dejado de trabajar en las emergencias para tratar de dar cobertura a las necesidades de los niños. Pero pronto vió que era necesario luchar contra las causas que mantenían a millones de niños en condiciones de extrema pobreza o de exclusión y desprotección. Con la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño, la CDN en 1989, UNICEF cambió el enfoque de su trabajo, contemplando a la totalidad de los derechos de los niños de forma trasversal, ellos pasaron de ser  objetos de protección a ser sujetos de derecho. Hoy, UNICEF trabaja en más de 150 países en desarrollo intentando que la CDN sea una realidad  para millones de niños. En España UNICEF nació como una asociación para captar  fondos para los programas de desarrollo y de emergencias en los países más pobres, hasta que, ahora como fundación, añade a ese objetivo un intenso trabajo de sensibilización y de educación para el desarrollo, dos ámbitos que persiguen que nuestra sociedad sea consciente de que conseguir que la lucha contra la pobrezay el cumplimiento de los derechos humanos nos incumbe a todos. Hemos avanzado mucho en este camino, los comités autonómicos que componen UNICEF España, trabajan con colegios, ayuntamientos y parlamentos autonómicos, con empresas, medios de comunicación… con muchas instituciones y personas comprometidas con la causa de la infancia, y el balance muy positivo. Las cifras lo dicen: más de 240.000 personas son socios de UNICEF en nuestro país. Son personas comprometidas que confían en nuestro trabajo, y lo hacen posible.   
 
ME.: ¿Cuáles son los principales objetivos de UNICEF de cara al futuro?
C.C.: El gran objetivo es conseguir que los derechos de la infancia se conviertan en principios éticos perdurables y en hábitos de conducta universales. Son derechos humanos fundamentales, por tanto, hay que dedicarles los recursos, los esfuerzos y las leyes necesarios para que estén garantizados. El ser humano debe ser el eje de las grandes decisiones si queremos acabar con el desequilibrio que supone que el 80% de la población mundial viva en situación de crisis permanente. Y esto es algo que sólo se puede hacer entre todos. Trabajamos en esa dirección: aunar esfuerzos y sumar voluntades para lograr un mismo objetivo.  
 
ME.: ¿Qué supuso  para UNICEF recibir el premio Príncipe de Asturias 2006?
C.C.: El Premio Príncipe de Asturias a UNICEF en 2006 supuso un reconocimiento que, tanto en España como en UNICEF internacional seguimos teniendo muy presente por el alto significado de los premios que concede la Fundación Príncipe de Asturias. Sus galardones reconocen el trabajo de organizaciones y personas para la promoción de los valores humanos esenciales y para la construcción de un mundo mejor, en nuestro caso, para la construcción de un mundo apropiado para los niños. Ha sido un estímulo para seguir trabajando y ha dado visibilidad a tantas personas que trabajan en silencio alrededor del mundo, por la defensa de los Derechos Humanos.
 
ME.: En tiempos de crisis, los países pobres son los más perjudicados; pero en España, ¿en qué situación se encuentra nuestra infancia?
C.C.: En España las consecuencias de la crisis también afectan lógicamente a la infancia. Aquí es difícil que un niño pase hambre, pero sí puede estar malnutrido; es difícil que no reciba asistencia médica si la necesita, pero puede ocurrir que su familia no tenga los recursos necesarios para algunos tratamientos. Con estos ejemplos quiero decir que el tipo de pobreza que afecta a los niños en España es pobreza relativa. El Comité de los Derechos del Niño y un informe que hemos hecho recientemente en UNICEF España reflejan la situación de la infancia en nuestro país, con cuestiones a abordar en la calidad de la educación para atajar el abandono y el fracaso escolar; o en los derechos de los que llamamos ‘niños invisibles’, que no han sido detectados por los sistemas de protección infantil y están en situación vulnerable; o niños en riesgo de exclusión… Tambien en los países que llamamos ¨ricos” es preciso avanzar en políticas y medidas que garanticen la cobertura universal de los derechos de la infancia.
 
ME.: ¿La sociedad española es una sociedad sensibilizada con los problemas de la infancia?
C.C.: Sin duda. Y lo es cada vez más. Para nosotros es una satisfacción comprobar que no deja de aumentar el número de personas que  contribuyen al trabajo por la infancia,  de instituciones públicas y privadas que se ofrecen a colaborar, cada cual en la medida que le es posible. UNICEF agradece enormemente la generosidad de  nuestros socios y colaboradores que, a pesar de la dura situación económica que afecta a muchas personas y a muchas entidades, nos siguen prestando su apoyo.   
 
ME.: ¿Cree que la solidaridad entiende de género?
C.C.: La solidaridad tiene que ver con estar bien informado esforzándose por conocer  otras realidades y tener la sensibilidad para entender la situación de los demás y reaccionar compartiendo con ellos lo que puede ayudarles. No entiendo la solidaridad como un gesto puntual, sino como  una forma de entender la vida, por lo tanto es independiente de la condición de cada uno.
 
ME.: La juventud de ahora dicen que no tiene valores, son materialistas y que no se comprometen, ¿está de acuerdo? ¿Cree que valores como solidaridad, tolerancia, se están perdiendo hoy en día?
C.C.: No se puede generalizar. Pero sí hay estudios y hechos que indican, a veces de forma alarmante, que esta sociedad no está transmitiendo a sus jóvenes  modelos de comportamiento  basados en valores como la solidaridad, el esfuerzo, la tolerancia, el respeto, el trabajo en equipo,… y los niños y los jóvenes los echan en falta y los reclaman. En UNICEF tenemos varios programas en marcha en los que a través del deporte y de la educación para el desarrollo tratan precisamente de potenciar esos valores, y la respuesta que dan los jóvenes es excelente. 
 
ME.: ¿Qué podemos hacer para “poner nuestro granito de arena”?
C.C.: Muchas cosas. Se puede dar difusión, cada cual en su ámbito, a la situación de la infancia y a lo que estamos haciendo para mejorarla, se puede contribuir a la financiación de los programas de UNICEF en los más de 150 países en desarrollo en los que trabaja. Hay muchas formas de apoyar ese trabajo: desde hacerse socio hasta realizar donativos en campañas concretas, o comprar productos de UNICEF. Cualquier aportación por pequeña que sea es tremendamente útil
 
ME.: ¿Cuáles son los principales “enemigos” de los niños?
C.C.: La supervivencia de millones de ellos está en riesgo por no tener agua potable o saneamiento adecuado, por no recibir la alimentación que necesitan o una vacuna, un médico que le diagnostique, un centro de salud…; o por no tener una mosquitera que le proteja de la picadura que transmite la malaria… Estas son las carencias que están detrás de los 8,1 millones de niños que cada año mueren antes de cumplir cinco años. Y el de­sarrollo y la protección de los niños están en riesgo porque no pueden ir a la escuela,  se ven obligados a trabajar, o son víctimas de abuso y explotación, o porque sus familias y comunidades no tienen los conocimientos necesarios para que ellos puedan  crecer y desarrollarse, o porque en sus países no hay leyes y sistemas que garanticen su protección y su desarrollo. Finalmente hay un único ‘enemigo’: la desigualdad de oportunidades y la pobreza. Si acabamos con la inequidad, habremos derrotado a muchos de esos ‘enemigos’ que acabo de mencionar.
 
ME.: ¿Me podría definir la Solidaridad?
C.C.: Como comentábamos en una pregunta anterior, es una actitud que nos lleva a  “ponernos en la piel del otro“, alegrándonos de sus alegrías e intentando hacer lo que esté en nuestras manos para ayudarle en sus dificultades.    
 
ME.: ¿Qué es la iniciativa “Campaña 25 para 2015” que han presentado junto con la Fundación Eroski?
C.C.: Es una campaña que hicimos hace algún tiempo, centrada en distintas actividades que perseguían la escolarización de niñas. Hace años que la Fundación Eroski colabora con UNICEF, sobre todo, en nuestro trabajo para que todos los niños puedan ir a la escuela, pero también en campañas puntuales como las emergencias.
 
ME.: Su CV es impresionante. Forma parte de varias fundaciones, es miembro de varios patronatos y de consejos asesores, ¿cómo concilia?
C.C.: ¡Mi CV es discretísimo! La presidencia de UNICEF España, es lógicamente lo que me exige más dedicación, y la colaboración con otras entidades se nutre de mis conocimientos y experiencia en el campo de la cooperación y los Derechos Humanos. Es un esfuerzo que hay que sustentar en una buena organización. Puedo hacerlo gracias a la colaboración generosa de mi familia, en la que todos intentamos respetar los espacios de los demás y ayudarnos cuando es necesario. Pero sí es todavía una dura realidad, que para las mujeres es siempre más difícil realizar una actividad profesional. 
 
ME.: He leído que uno de sus “libros de cabecera” es ‘El fin de la Pobreza’, del economista norteamericano J.Sachs, ¿Cree que es posible terminar con la pobreza?
C.C: ¡Claro! Sólo es necesaria la voluntad política de hacerlo…
 
ME.: Me gustaría, para terminar, nos contase cuál ha sido su experiencia más gratificante desde que comenzó a trabajar en pos de la infancia.
C.C.: Conocer a los niños y a las mujeres en los países empobrecidos para los que trabajamos, conversar con ellos y sentir el enorme valor de sus anhelos y de su capacidad de superación. También compartir con mis compañeros de trabajo en UNICEF, aquí y allí, los esfuerzos y la misión que nos ayuda a seguir adelante a pesar de las dificultades.
 
Mónica Urgoiti

Entrevista. Consuelo Crespo

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