Concilia… ¿qué?

Isabel GarcíaIsabel García

El papá trabaja, la mamá también, los horarios laborales españoles son eternos, y los intentos de quienes se han dispuesto a conocer el maravilloso mundo de la paternidad para conciliar la vida laboral y la familiar parecen misión imposible. Una misión imposible que para muchos parecería más posible si en lugar de colegios y guarderías (perdón, escuelas infantiles), entendidas como instituciones educativas, tuviéramos ‘hotelitos’ infantiles con horarios como el del Opencor de debajo de mi casa, abierto los 365 días del año de 8 de la mañana a 2 de la madrugada.
 
Esta es la idea actual del gran progreso: pedir guarderías (perdón, escuelas infantiles) sin importar el hecho de que apenas veas a tu hijo o al padre o a la madre del susodicho. Hala, ahí llevas la conciliación de la vida laboral y… ¿familiar? Pero… ¿qué demonios hemos entendido por conciliación laboral y familiar? Yo a esto lo llamo conciliación laboral. Así, a secas. La palabra familia no entra desde el momento en el que los niños sólo aparecen por casa para bañarse, cenar e irse a la cama, y así, día tras día. Que sí, que estamos a años luz de Europa, pero no sólo en calidad educativa, también en derechos laborales. La conciliación se debe atajar en las empresas, incitándolas a adaptar el horario de trabajo al que se cumple en Europa: déjense de 2 ó 3 horas para comer y, por favor, salgan a las cinco. Es incomprensible que haya que estar trabajando hasta las ocho en las oficinas, con el consiguiente derroche energético. ¡Menos regalar bombillas de bajo consumo y más requerimiento para apagarlas en las oficinas! Y menos poner a la sociedad en contra de los profesores con medidas ¿pedagógicas? como la de adelantar el inicio del curso escolar y más comprender la finalidad de la escuela. Luchemos por una mejora en los derechos laborales, y dejemos de defender el trabajar desmesuradamente aún a costa de negarles a nuestros hijos la posibilidad de disfrutar de nosotros. Ahora bien, tampoco es plan de abusar porque lo del día del profesor (perdón, de la comunidad educativa) o la semana blanca…
 
Isabel García

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