Coherencia, realidad y Photoshop

 

“Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la Isabel-García5belleza absolutamente irreal”. Así se expresaba el pasado mes de octubre la actriz Inma Cuesta en su cuenta de Instagram al ver su imagen completamente retocada en un reportaje promocional de su nueva película ‘Los miércoles no existen’ y publicado en la portada de un dominical. “Indignada como mujer”, decía, su voz servía para dar la voz de alarma sobre el uso excesivo de una herramienta conocida por todos, el Photoshop, para conseguir la belleza ideal o, más bien, la belleza irreal.

Sin embargo, no es ni mucho menos la primera vez que se desata la polémica por un retoque excesivo. De hecho, hace tan solo unos días, la firma ‘Victoria’s Secret’ publicaba por error una foto en su Facebook en el que aparecía una modelo sin uno de sus glúteos. Su piel estaba totalmente lisa, sin los pliegues propios de la unión con el muslo. La polémica estaba servida.

Que los medios tenemos la capacidad de manipular la imagen que otros miran es algo ya prácticamente asumido por todos. Caras sin apenas expresividad, rostros planos, pelos de muñeca, mujeres de 40 que aparentan 20, cinturas imposibles, cutis de tersura inalcanzable, sonrisas de diseño,… es el día a día de las portadas de revistas de moda, prensa rosa o imágenes publicitarias que, al fin y al cabo, perduran en nuestras retinas como si de una verdad absoluta se tratase. Un retoque por aquí y otro por allá pero, ¿cuáles son las líneas que no se debe traspasar? ¿Cuál es la responsabilidad de cada uno con la imagen que la gente recibe?

Las palabras de Inma Cuesta han servido, gracias a la difusión de su mensaje por las redes sociales, para abrir una puerta a la reflexión. Porque una cosa es retocar el color o la luminosidad de una imagen y otra, muy diferente, transformar la anatomía de una mujer para que encaje en un estereotipo de mujer perfecta. Porque no se puede negar que el Photoshop es una herramienta útil, eso sí, útil siempre que se utilice con sentido común, coherencia y no altere las proporciones del ser humano lanzando un mensaje equivocado sobre la imagen de la mujer, estableciendo un canon de belleza tan inalcanzable como irreal.

Un mensaje equivocado que no todos son capaces de captar. Y es que no todo el mundo, especialmente el público más adolescente, es capaz de ver que detrás de una imagen está la ‘barita mágica’ del Photoshop. Que eso que ve y que eso que anhela no es real. Los cánones de belleza irreales son, según los expertos, una de las fuentes de insatisfacción y descontento con la propia imagen más comunes entre las mujeres, y esto, indican, tiene una fuerte repercusión entre las generaciones más jóvenes. Este tipo de impacto puede derivar en otros trastornos más graves relacionados con la autoestima y la percepción de la propia imagen.

Es hora de ser realistas. Es hora de pensar en la realidad. Es hora de hacer ver que el cuerpo de una mujer es ya, de por sí, sexy sin retoques. Es hora de ver mujeres reales, con curvas o sin ellas pero reales. Es hora de aceptar y tolerar la diversidad biológica que tienen los cuerpos en la humanidad, lo que por otro lado resulta una grandeza. Cuerpos imperfectamente únicos y humanos.

 

 

Isabel García

Periodista

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