
La paciencia es el comienzo de la cura
BERTA MERELLES. BTS
A lo largo de mi vida he pasado por más de 12 operaciones, cáncer y dos embarazos de alto riesgo, que me han obligado a estar postrada en la cama día tras día, durante largos periodos. Situación que he aprovechado en mi actividad profesional, siempre vinculada a la cultura del talento y desarrollo de las personas, que me ha ofrecido la oportunidad de poder trasladar mi experiencia personal al mundo laboral e impartir formación a líderes y equipos sobre cómo enfrentarse a la adversidad y tiempos de incertidumbre.
Actualmente, la pandemia de coronavirus que nos azota ha hecho plantearme el poder poner mi granito de arena y transmitir mis consejos, a todos aquellos que ahora pasan por ese momento tan duro como es el aislamiento hospitalario, desde la humildad de compartir mi experiencia y las medidas que me impuse a mi misma, para salir de esta situación nada deseada. Mi premisa fue una famosa frase de Ibn Sina (980 – 1037), médico y filósofo persa, y padre de la medicina moderna: “la imaginación es la mitad de la enfermedad; la tranquilidad es la mitad del remedio; y la paciencia es el comienzo de la cura.”
Visualiza el final
La visualización es una de nuestras mayores herramientas para sobrellevar los momentos difíciles de nuestras vidas. Marcarse una meta es muy beneficioso, pues te lleva a que mentalmente te vayas preparando para esa realidad que quieres que llegue. Sé que hay muchos que dicen “el querer es poder”, aunque para que esto suceda lo importante es convencerte a ti mismo que quieres que ocurra. Es el primer paso y el más importante, yo diría que “el creer es tu gran poder”. Por ejemplo, empieza a pensar cómo será tu verano cuando ya estés recuperado.
Haz ejercicio
Aunque en un principio creas que no es posible, si se puede. Para ello, tensiona los músculos estando en la cama, uno a uno hasta que no puedas más. Empieza por las piernas estirándolas a tope y hazlo con todo el cuerpo, moviendo todas las articulaciones. Por ejemplo, para los brazos apoyaba los codos y elevaba el pecho sobre la cama.
Se sabe que el ejercicio físico genera endorfinas, que a su vez suben el ánimo y sobre todo las defensas de tu cuerpo, algo que en estos momentos es crítico. Tener, aunque sea por instantes, la sensación de encontrarte mejor es esencial para continuar y avanzar en la lucha. Sí, lucha, porque cuando uno está enfermo el cuerpo está en lucha continua y requiere de todas las herramientas o armas que tenga a su alcance.
Otro tema importante es que el estar tanto tiempo tumbado genera poco cansancio físico y mucho emocional, por tanto hay que compensar a la cabeza dándole cansancio físico para variar.
La importancia de la meditación
Es conveniente hacer meditación con un audio o mentalmente. Para ello es aconsejable que cierres los ojos y siéntete primero muy pesada, como el plomo, y luego ligera, como las nubes, y vuela.
“Men sana in corpore sano” El cerebro crea realidades que nos creemos. Gracias a la meditación podemos viajar a nuestro interior. Hay que tener en cuenta que la respiración calma la mente y nos aporta mucha serenidad, elemento crítico cuando estamos en soledad.
Está demostrado que cuando nos ponemos unas gafas 3D, con las imágenes y los sonidos, nuestro cerebro no sabe distinguir entre realidad o ficción y considera que todo está sucediendo realmente. Ese es el poder de nuestra mente. Por tanto, aprovechemos esta cualidad tan humana y creamos nuestra realidad en el silencio de nuestra habitación, hagamos que se disipe el ruido del respirador o el goteo del antibiótico y viajemos focalizándonos en nuestra respiración y nuestras sensaciones. Desde ahí seremos capaces de, incluso, ver nuestro cuerpo en la habitación o transportarnos a la playa o el campo ¡lo que más te guste!
Sonríe siempre
Sonríe aunque estés sola, debido a que así tu actitud es positiva. Si sonríes, la vida te sonríe, es así de simple. Si cuando entra la enfermera sonríes, ella automáticamente te devolverá la sonrisa y seguro que te da ánimos. No vale auto compadecerse o sentir lástima con uno mismo, eso es la mayor pérdida de tiempo. Ya que nos toca estar solos, dejemos una buena huella y de paso ayudemos a nuestro sistema inmune que se refuerza con esta actitud.
Da las gracias
Da las gracias y escribe un diario. También puedes hacerlo mentalmente cada día dando gracias por cosas insignificantes: caricias, sabores, olores… todo vale. Dar las gracias, simplemente es sanador. Te pone en posición de aceptación y de calma que ayuda a sobrellevar los dolores y la situación de estrés por la que estás pasando. Nos ayuda a visualizarnos y así volver a poner en marcha estos consejos. Porque la vida es un ciclo con altos y bajos momentos…
Berta Merelles
Senior Director de BTS