Aprobar
Llegó julio, se acabaron los exámenes y nos han dado las notas. Ya no hay nervios, ahora quedan las alegrías por el buen trabajo realizado o los llantos.Los adultos, aunque no estemos estudiando nos enfrentamos cada día a esa escuela de la vida. Es curioso, pero todos o casi todos, en nuestra época de estudiantes estábamos deseando ser mayores para trabajar, tener dinero, vivir nuestra vida y hacer lo que nos diera la gana.
De trabajar y tener dinero mejor ni hablemos. El hacer lo que nos de la gana es más bien un deseo que pocas veces se cumple. Yo, al menos, no conozco a nadie que lo haya realizado en su totalidad.
¿Y vivir nuestra vida? ¿Qué es vivir nuestra vida? ¿Ser independiente? ¿Llegamos a lo largo de nuestros años a vivir verdaderamente independientes? De jóvenes anhelamos, y es bueno, independizarnos de nuestros padres. Y en un sentido la mayoría lo logramos. ¿Pero vivimos vidas independientes? ¿Vivimos nuestra vida o la que nuestro entorno, nuestra familia, nuestras circunstancias nos permiten y marcan cómo vivir?
A menudo nos encontramos con gente que ha renunciado (seguro que involuntariamente, pero tampoco han hecho mucho para cambiar) a vivir libres. Libres de la aprobación de los demás. ¡Qué triste! No poder decidir, no poder opinar, tener miedo a expresarse por necesitar que alguien siempre apruebe nuestras actuaciones. Se nos olvida que somos responsables de ser lo mejor que podemos ser. No somos responsables de ser otra persona, ni ser como otra persona, ni por supuesto, como otra persona quiera que seamos. Existen verdaderos adictos a la aprobación. Es como esa sustancia que nos ayuda a mitigar el dolor momentáneamente, pero a partir de ahí comienza un ciclo de control en nuestras vidas que puede llegar a ser destructivo. A los adictos no les gusta su vida, pero no pueden afrontar vivirla de otro modo.
La principal condición que se tiene que dar para que esto no ocurra es querernos a nosotros mismos. No quererse a sí mismo y no aprobarse conduce a tremendos problemas emocionales. ¿Andamos con cara mustia, deprimidos, desanimados y abatidos? Si es así, debemos escoger una nueva actitud hacia nosotros. Apartar el miedo a mostrarnos como realmente somos. Si perdemos una relación debido a que le hemos dicho a alguien que no, entonces posiblemente nunca tuvimos una verdadera relación con esa persona. Podemos comprar amigos dejando que ellos nos controlen, pero tendremos que mantenerlos siempre del mismo modo que los obtuvimos. A veces hacemos concesiones en las primeras etapas de una relación para obtener algo o a alguien que queremos. Pensamos que podremos cambiar a la persona más tarde, pero casi nunca funciona de ese modo.
Si nos encontramos en esta situación más vale una retirada a tiempo. Romper una adicción produce sufrimiento, pero merece la pena si con ello conseguimos llegar a ser verdaderamente libres de ataduras.
Lourdes Otero
Periodista