Aprobado el texto definitivo sobre la patente única europea sin España e Italia
Tras 30 años de negociaciones, los países de la Unión Europea han llegado el pasado lunes a un acuerdo definitivo sobre la patente única europea. Para Nuria Marcos, directora general de PONS Patentes y Marcas Internacional: “España está en contra del sistema de la patente unitaria tal como va a aprobar por considerarla discriminatoria, ya que ofrece ventajas competitivas a unos Estados miembros y agentes económicos en detrimento de otros como es nuestro caso, por razón del idioma”.
En el ámbito europeo hasta ahora sólo disponíamos de un sistema de tramitación conjunta de patentes que es el Convenio de la Patente Europea, que aúna a todos los países miembros del EPC y permite, hasta la concesión de dicha patente, que el camino sea común en todos los países, con un criterio y una legislación única. Esta solicitud se presenta, tramita y publica en inglés, francés o alemán. Este gran avance en el sistema de patentes (el que exista una única solicitud de patente para todos ellos), deja de ser conjunto y pierde sus ventajas, (sobre todo las económicas y la simplificación de trámites), en el momento de la concesión de dicha patente, ya que los titulares de estas patentes europeas han de designar los países miembros en los que quieren ejercer sus derechos de protección y pagar la tasa correspondiente y presentar la traducciones oportunas. Este procedimiento que se denomina validación, encarece el coste de la tramitación de patente enormemente, alejándonos en conjunto, de la protección por patente en países como EE.UU. o Japón.
El otro problema añadido del sistema actual, se basa en que los pleitos que puedan surgir alrededor de la patente, han de plantearse individualmente en cada uno de los países, por lo que defender los derechos de una patente en Europa, supone acudir uno a uno a los tribunales de justicia de cada país, lo que además de ser un procedimiento costoso, no permite obtener en la mayoría de los casos un resultado común.
En aras a llegar a una solución que mejore el sistema actual tras el fracaso de la llamada patente Comunitaria por no lograrse la unanimidad en la aprobación del régimen lingüístico, 25 estados miembros de la UE propusieron una cooperación reforzada en el ámbito de la creación de una patente unitaria.
La discusión se centraba dos temas conflictivos, por un lado la Sede y desde junio en el futuro de los litigios de patentes unificados que debía resolverse por un Tribunal común, el Tribunal tomo una decisión en cuanto la localización de lo que será la División Central del Tribunal Unificado, que se establecerá en París, aunque algunas divisiones se instalarán en Londres y Munich.
El otro tema eran los idiomas. En mayo de 2011 los dos países discordantes que eran España e Italia, por haberse dejado fuera sus idiomas como lenguas oficiales del nuevo sistema de patente comunitaria, recurrieron ante el Tribunal de justicia de la UE que autorizaba dicha cooperación, alegando que esta forma de actuar discriminaba la lengua y las empresas de estos países, violando uno de los valores fundamentales de la UE que es la no discriminación. Finalmente el Consejo de Ministros de la Unión Europea ha dado este lunes el visto bueno a la creación de la patente única europea, a falta únicamente de la autorización por el Parlamento europeo, que se prevé en breve. España e Italia siguen fuera del acuerdo, la razón principal, el no haberse respetado sus peticiones acerca de inclusión del español e italiano como lenguas de tramitación.
Una vez fuera del acuerdo, nuestras empresas podrán optar por esta solicitud de patente única que englobaría los 25 países restantes de la UE, aunque los derechos de protección no se extenderán a nuestro país, debiendo hacer una solicitud paralela en España y/o Italia.
Por un lado, parece injusto que nuestras empresas tanto innovadoras, como aquellas que quieran poner mercado productos o procesos sin infringir el derecho de patentes de un tercero, tengan la necesidad de traducir las patentes para conocer su ámbito de protección, al menos discriminatorio frente a otros ciudadanos, ingleses o alemanes. Sin embargo, quedarse fuera de este acuerdo tampoco favorece nuestros intereses en su totalidad. Una empresa, nacional o extranjera, que piense en la comercialización en Europa de sus productos, tendrá que tener muy claros sus intereses de protección en España para extender a nuestro país sus solicitudes, teniendo en cuenta que con una única solicitud, una única tasa y una única oficina de tramitación, podrá conseguir la protección en otros 25 países vecinos y extender a España o Italia supondrá un gasto extra.
Además, con la jurisdicción única, Italia ha decidido unirse al sistema en esta parte del acuerdo, por lo que se han unido 26 países de la UE, con la única baja de España que tampoco acepta las condiciones del acuerdo en este campo. Seguirán siendo los tribunales nacionales los que decidan en España que supone o no una infracción de derechos de patente, pudiendo ocurrir, como hasta ahora, que un producto infrinja una patente en España y no la misma en el resto de países de la UE.
España podría subirse a este carro en cualquier momento, sin embargo, seria tarde para poder aportar cualquier propuesta fuera del texto final presentado ante la Comisión. Incluso el pastel de la ubicación de las sedes de los tribunales esta ya repartido.
Según Patricia Ramos, de PONS Patentes y Marcas Internacional: “Nosotros pensamos que por encima de todo hay que defender los intereses de España y de sus empresas, y el que se imponga a éstas que defiendan sus innovaciones en francés, inglés y alemán, supone una pérdida de competitividad aún mayor para España, donde partiendo de que ya se patenta poco la tendencia seguiría siendo decreciente porque habría que seguir dependiendo de las tasas de validación y las traducciones de patentes (con el correspondiente perjuicio económico para las PYMEs españolas, y la discriminación de costes frente a las empresas alemanas, francesas e inglesas). Si además tenemos en cuenta que el español es la segunda lengua más hablada del mundo por número de hablantes nativos, justo por detrás del chino mandarín y antes que el inglés, parece más injustificada aún la decisión de que el español no sea uno de los idiomas oficiales del nuevo sistema de patente de la Unión Europea”.