
La llegada del Covid-19 ha sido como un meteorito
ANA SARMIENTO
Ha golpeado con fuerza la realidad tal y como la conocíamos hasta ahora… Hasta la fecha éramos una sociedad sólida, así que un golpe así nos ha resquebrajado.
Sin embargo, el virus que nos aqueja nos ha impulsado a todos a abrazar una liquidez de la que nos hablaba el sociólogo Zygmunt Bauman, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010.
Fue él quien por primera vez habló de “modernidad líquida”, una realidad donde el “para siempre” desaparece y todo es volátil, efímero y cambiante. Estas son ya expresiones del pasado. Ya ningún gurú puede predecir ni siquiera lo que pasará en un año.
Tratando de recobrar la sensación de control buscamos un santo grial que nos resuelva lo que sucederá con la economía post-Covid. Abrimos las noticias y con desasosiego vemos como una contradice la otra.
El mundo entero se enfrenta a la incertudumbre, a la angustia que genera el cambio y más cuando cae de zopetón. Hace pocas semanas las empresas venían funcionando a un ritmo distinto, en el que había “tiempo” para hacer trámites burocráticos, cotizar proveedores y cinco reuniones diarias.
Lo interesante es que en un pispas, el caos comerzó a organizarse y los negocios lograron operar a distancia, digitalizar sus procesos y entrar de lleno en realidades que había resistido por años.
Simplemente fluyeron. Entraron en el mundo líquido y están aprendiendo sobre la marcha. Ahora son capaces de dar respuesta a un nuevo tipo de sociedad cambiante, pero sobre todo ágil y en continuo y rápido movimiento.
Esta crisis sanitaria ha puesto el foco en la necesidad de modernizarnos y desprendernos de los modelos de negocio que han rebasado su fecha de caducidad.
Vivimos en una sociedad que no sólo cambia, sino que lo hace a gran velocidad y se enfrenta a retos insólitos, como esta pandemia mundial que nos ha avasallado y sorprendido a todos. Y ahí está el desafío: en la adaptación, en ser capaces de fluir como el agua y transformarnos en el proceso. Solo las empresas que así lo hagan serán las que sobrevivan y tengan éxito.
Ante este nuevo paradigma sólo las empresas líquidas, con modelos líquidos de negocio, sobrevivirán a esta crisis.
Una empresa líquida es aquella que sabe dar respuesta y adaptarse al actual modelo de sociedad en el que las condiciones de actuación cambian continuamente antes de que las formas de actuar se consoliden en hábitos y rutinas determinadas.
Las empresas líquidas entienden que la tecnología y la cuarta revolución industrial han redefinido el mundo del trabajo y se preparan para navegar las nuevas aguas.
Algunas empresas ya lo tenían asumido antes de esta pandemia y, sin embargo, la gran mayoría han necesitado de esta crisis para modernizarse y avanzar.
Cada vez más empresas comienzan su transición hacia un nuevo modelo que reemplaza teorías y liderazgos de los 90, que no tienen ya cabida en el mundo actual. En el siglo XXI la transformación digital es nuestro nuevo eje de actuación.
Es necesario revisar todo lo aprendido hasta la fecha, redefinir qué significa el éxito y la productividad en esta sociedad que hoy comprobamos con nuestra propia experiencia, es líquida.
Hoy todos nos vemos abocados a dejar atrás la identidad con la que nos habíamos definido hasta el momento. Este duro proceso de “destrucción creativa” conlleva a un impacto en el modelo anterior y con ello indirectamente en los seres humanos que las practican. Hemos de cuidar de minimizarlo tanto en el corto, como en el largo plazo.
Ana Sarmiento
Ana Sarmiento es especialista en Employer Branding y diversidad generacional dentro de la empresa. Conferenciante internacional en temas de Millennials y relevo generacional. Está convencida que el complemento entre las generaciones líquidas y los mayores de 40 hace que las empresas sean más innovadoras, más productivas y ofrezcan un mejor servicio.