Ana Morgade

“EN EL TEATRO HAY QUE EMPEZAR POR TENER ALGUIEN QUE TE MIRE. Y ESO ES GRATIS”

Hablamos con la presentadora y actriz española Ana Morgade sobre su última obra de teatro, ‘Las Rusas’, una comedia tierna, cómica y delirante escrita por ella misma y dirigida por Darío Facal.
ana-morgadeMujeremprendedora: Vas a estrenar una obra de teatro llamada Las Rusas, ¿de qué se trata?
Ana Morgade: Es una comedia negrísima enmarcada en la España de los ochenta. La España del neón y el cardado infinito, deseando vivir aventuras. En el meollo de este frenesí hortera, aterrizan tres mugrientos intérpretes de copla y una misteriosa prostituta rusa mezclados en Las Tres Rosas: el grupo coplero responsable del mayor delirio soviético cañí de la historia.

ME.: Esta comedia muy negra mezcla mundos diferentes, ¿cómo se te ocurrió este argumento?
A.M.: Las cosas no se me ocurren, está todo inventado. Todo, todo. Sólo hay que llamarse a la puerta del cerebro, y las ideas salen solas, bailando y pegando gritos. Yo las ordeno, les pido que se queden quietas, y les saco un retrato.

ME.: El nombre Las Rusas, ¿a qué hace referencia?
A.M.: El grupo se llama las Tres Rosas, porque lo trenzan tres voces. Cuando se incorpora desde Rusia y con amor el personaje de Úrsula al grupo, va sovietizando la vida de los demás personajes, impregnando sus vidas de ruserío. Las va rusificando casi sin querer.

imagesME.: Uno de los reclamos de la obra es que un delirio soviético-cañí, ¿podrías explicar este concepto?
A.M.: Pues es un delirio porque en menos de veinticuatrohoras pasan de tener problemas con la programación de un café teatro a pedir ayuda a la Interpol. Es soviético, porque Úrsula trae consigo una maleta llena de su pasado del Este. Y es cañí, porque a los españoles la sangre nos hierve distinto. ¡Y yo lo soy!

ME.: También te has lanzado a la producción de la obra y te has lanzado a fundar la productora Undertheatre junto con Darío Facal, ¿cómo surgió la idea?
A.M.: Darío tiene un talento extraordinario. Y yo no soy tan buena, pero sí muy lista. Le he hecho creer que yo también lo tengo.  Es un chollo.

ME.: ¿Qué dificultades te estás encontrando?
A.M.: Todas: los recortes y subidas de impuestos, que afectan a la compañía y a los bolsillos de los espectadores, la falta de tiempo, de sueño, de dinero… pero lo compensamos con sobredosis de esfuerzo, de afecto, de talento, de ingenio y de unas ganas incontenibles de partirnos el pecho en las tablas, que nos encanta.

ME.: ¿Con qué apoyos contáis?
A.M.: Como dice el personaje de Amparo en la obra, “si los de arriba no nos quieren, nosotros nos querremos el doble”. Cada uno de los miembros de la compañía aporta todo lo que tiene, lo que sabe y lo que puede. Y tengo mucha suerte; saben, tienen y aportan de todo. Y todo increíble.

ME.: ¿Qué es lo que estás aprendiendo como emprendedora?
A.M.: En mi profesión, tenemos una gran ventaja: en el teatro hay que empezar por tener alguien que te mire. Y eso es gratis. Un ingeniero no se puede inventar un laboratorio. Luego hay muchos gastos, está claro. Pero el público existe siempre, deseando que le cuentes cosas.

ME.: ¿Qué consejos darías a aquellas que quieran emprender un proyecto en el ámbito de la cultura?
A.M.: Que lo quieran como si no fuera un negocio.

ME.: ¿Qué es lo más gratificante de tu trabajo?
A.M.: Las risas. Las de los demás, y las mías, durante el proceso de trabajo. Me encanta el sonido.

ME.: Has hecho televisión, cine, teatro y series por Internet, ¿qué medio prefieres?
A.M.: ¡Todos! ¡Y a la vez! ¡Y pagándome millones!

ME.: ¿Cuáles son tus proyectos de futuro?
A.M.: Seguir haciendo exactamente lo mismo que hasta ahora: lo que me da la gana. Y cuando coincide que además me da dinero, dar palmas y celebrarlo.

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