Ana Bella, fundadora y presidenta de la Fundación Ana Bella
DE VÍCTIMAS A SUPERVIVIENTES
Entrevista a la fundadora y presidenta de la Fundación Ana Bella, formada por mujeres que han superado la violencia de género en positivo y cuya misión no es otra que la de prestar apoyo integral de forma eficaz a mujeres en riesgo de exclusión para que logren transformarse de víctimas a supervivientes
Mujeremprendedora: ¿Cuándo, por qué y con qué objetivos nace la fundación que lleva tu nombre Ana Bella: La Fundación Ana Bella nace en 2006. Tras 11 años sufriendo maltrato, y gracias a la ayuda del Instituto Andaluz de la Mujer y de personas solidarias, inicié una nueva vida libre de violencia junto mis cuatro hijos. Vencí el miedo y actué como testimonio positivo para otras mujeres, a través de diversos medios de comunicación, demostrando que se puede salir de la violencia y emprender una vida digna en igualdad. Cree la Fundación para aportar soluciones adicionales a las ayudas existentes y a la labor de las instituciones gubernamentales. El objetivo práctico pasaba por crear viviendas y trabajos dignos para mujeres que escapaban de la violencia, y el objetivo social, que la mujer que hubiera superado la violencia no se tratara de una víctima sino de una superviviente que aporta un valor positivo al desarrollo sostenible de una sociedad igualitaria.
ME.: ¿Podrías relatarnos las principales actividades o proyectos que tenéis en marcha y explicarnos cómo subvencionáis todo vuestro trabajo?
A.B.: Nuestras áreas de actuación dentro de la violencia de género abarcan la formación, el empleo, la sensibilización, la prevención, la visibilización, la denuncia, la asistencia económico-social, psicológica y jurídica, el alojamiento, la inmigración y las redes sociales de apoyo, desarrolladas a través de los programas como el ‘Amiga’ que, entre otros temas, incluye alojamiento temporal en viviendas de apoyo; o, entre otros, el ‘Amiga Emplea’, que no es más que orientación, formación e inserción laboral para mujeres víctimas y/o supervivientes de violencia de género. En cuanto a la financiación, la Fundación funciona gracias a los donativos de gente solidaria que dicen ‘No’ a la violencia contra las mujeres y se afilia aportando una cantidad mensual que se destina sobre todo al pago de los alquileres de las viviendas de apoyo. También organizamos espectáculos benéficos y ofrecemos charlas testimonios y cursos de igualdad y género con cuyos fondos financiamos nuestros proyectos. Tenemos un presupuesto reducido pero sabemos optimizarlo ya que somos amas de casa acostumbradas a gestionar el hogar con poco dinero por lo que no hacemos gastos superfluos y además contamos con recursos “infinitos” gracias a la red de apoyo de mujeres que han superado la violencia y ahora echan una mano en la Fundación Ana Bella para ayudar a otras mujeres a empezar una vida positiva tras el maltrato. Además tenemos que agradecerle la a entidades públicas y privadas que han confiado en nuestro trabajo aportando recursos para que nuestros proyectos salgan adelante, en especial a la Fundacion Rose de la Caja de Ahorros del Mediterráneo CAM que nos ha cedido dos viviendas, Caja Duero, La Obra Social la Caixa, Diputación de Sevilla el Área de la Mujer del Ayuntamiento de Sevilla, Irea Consultores, Women’Secret, Ford España, Terra Viajes y la empresa sevillana Doc 2001 SL que lleva ya tres años financiando una de nuestras viviendas de apoyo en la zona de la Macarena.
ME.: Si alguien que leyera esta entrevista quisiera colaborar con vosotras, ¿cómo podría hacerlo?
A.B.: Contratando nuestros servicios de limpieza y catering para dar oportunidades laborales a mujeres víctimas de malos tratos, ayudándonos como voluntario o voluntaria o aportando una cantidad mensual o puntual a cualquiera de nuestras cuentas a modo de donativo. También necesitamos con urgencia la donación de electrodomésticos y mobiliario para acondicionar las dos viviendas de apoyo que acabamos de abrir en Sevilla y Granada. Los donativos nos permiten salvar vidas y transformar la vida de mujeres maltratadas.
ME.: Cuando una mujer ha sido maltratada, ¿puede volver a ser la misma de antes?
A.B.: Las experiencias te marcan y depende de nosotras que lo hagan de forma positiva o negativa. Desde la Fundación Ana Bella estamos consiguiendo que una vez que la mujer ha superado la violencia, deje de ser y actuar como una víctima y se transforme en una superviviente que actúe como agente social de cambio hacia la igualdad. Para la empresa y para el desarrollo sostenible de la sociedad, una mujer que ha sido capaz de superar la violencia es un valor y no un problema, es una mujer que sabe trabajar y ser eficaz en tiempos de crisis. Las mujeres que han superado el maltrato poseen muchas cualidades valoradas en el mundo laboral: paciencia, perseverancia, tolerancia a la frustración, capacidad de trabajar bajo presión, capacidad de adaptación… Esas cualidades las potenciamos para insertar laboralmente a mujeres supervivientes de la violencia de género.
ME.: ¿Cuesta más superar el maltrato físico o psicológico?
A.B.: Cuando una mujer es maltratada físicamente ya lo ha sido sicológicamente. El moratón desaparece de la piel en pocos días pero el maltrato psicológico es más profundo, impide que te desarrolles en igualdad y requiere de un proceso de reconstrucción personal cuya duración depende de la individualidad de cada mujer y de las circunstancias vividas. Desde la Fundación Ana Bella estamos logrando que el proceso de reconstrucción personal sea más eficaz y rápido gracias a los talleres de psicodrama. Desde aquí invitamos a las mujeres que hayan salido de situaciones de violencia que nos contacten para acudir a nuestros talleres terapéuticos.
ME.: En estos años han sido varios los reconocimientos que habéis recogido, el último de ellos el Premio Julia Mayoral 2010. ¿Qué significan para vosotros todos estos galardones y cuál recordáis con más cariño?
A.B.: Todos los premios llegaron en el momento en que los necesitábamos moralmente más que económicamente. Significan reconocer, empoderar y dignificar el trabajo a favor de la igualdad que estamos haciendo las mujeres que hemos vivido la cara más amarga de la desigualdad que es la violencia. Me emocionó muchísimo el premio que nos dio la Fundación Caja San Fernando en 2007. Por esas fechas estaba en nuestra vivienda de apoyo una mujer polaca, embarazada de 5 meses, a quien le había abandonado su maltratador en un sótano sin agua, ni luz, ni cuarto de baño. Le concertábamos entrevistas de trabajo pero no pudo insertarse laboralmente debido principalmente a su embarazo. Ella nos preguntaba chapurreando el español: ¿Mujer embarazada a la basura? Le prometí que le iba a encontrar un trabajo. Nos invitaron a asistir a la entrega de premios y cuando yo iba escuchando a los galardonados y la cantidad de dinero que recibían, le dije a una voluntaria que me acompañaba: si nos dan el premio montamos una empresa para poderle dar un trabajo a Joanna. Y en ese momento escucho por los altavoces… Premio de Inclusión Social para la Fundación Ana Bella… lloré, nos emocionamos y cumplimos nuestra promesa. Creamos la empresa Servicios Integrales Solidarios SLU, con la que realizamos servicios de catering y limpieza, y que desde el 2008 ha dado empleo a 78 mujeres.
ME.: “Trascendemos de mujer víctima a mujer superviviente actuando como agentes de cambio social hacia la igualdad”. Así es como os definís en vuestra página web pero… ¿hasta qué punto está cambiando la mirada con la que la sociedad se asoma a la violencia para poder lograr la implicación de ésta?
A.B.: La sociedad conoce la violencia a través de los medios de comunicación que únicamente muestran los hechos morbosos y las muertes de mujeres víctimas, por lo que se relaciona a la mujer maltratada con un problema. Esto influye en la doble victimización que sufren las mujeres que han superado la violencia y que por ejemplo no encuentran trabajo por haber sido maltratadas, ya que vuelvo a repetir, el haber sido maltratada se relaciona con mujer débil que traerá problemas (medidas de protección, orden de alejamiento, absentismo, etc). Desde la Fundación estamos concienciando a los medios de comunicación al conseguir que muestren ejemplos positivos de mujeres que han superado la violencia, evitando la doble victimización y cambiando la mirada con que la sociedad se asoma a la violencia.
ME.: ¿Crees que el Gobierno está haciendo un buen trabajo en esta materia?
A.B.: Las mujeres que están siendo maltratadas cada vez denuncian menos y empieza a existir una desconfianza hacia la eficacia de los recursos que proporciona la Administración. Nos consta que desde la Secretaría de Estado de Igualdad se quiere cambiar el enfoque y comenzar a intervenir a través de la mirada positiva que propone la Fundación Ana Bella ya que hemos tenido una reciente reunión con Miguel Lorente al respecto. Las leyes han cambiado pero los recursos son llevados a cabo por personas, les toca cambiar a las personas y ese proceso es lento, sobre todo si se olvidan de implicar en la lucha contra la violencia a las mujeres supervivientes. Es un error ignorar la fuerza y el poder de cambio social de las mujeres supervivientes de la violencia en la lucha contra los malos tratos. La Fundación Ana Bella está demostrando el poder multiplicador de los testimonios positivos de las mujeres supervivientes de la violencia de género, visibilizando a las mujeres maltratadas que no se atreven a denunciar y acompañándolas a los recursos existentes para que denuncien. Es hora de que las instituciones comiencen a trabajar con nosotras como mediadoras y consultoras, siguiendo el ejemplo del Área de la Mujer del Ayuntamiento de Sevilla o el Área de Igualdad de Diputación de Sevilla.
ME.: ¿Qué opinas de la anunciada posibilidad de la retirada inmediata de la custodia de los hijos y las hijas a los presuntos maltratadores?
A.B.: Por mi experiencia personal como mujer maltratada con cuatro hijos y por la de las cientos de madres que acuden a la Fundación Ana Bella, un maltratador no sólo actúa contra su pareja sino que los hijos y las hijas son testigos y también víctimas del maltrato a los que hay que proteger apartándoles del maltratador. El 70% de los menores reproducen la violencia en su edad adulta. Según diferentes estudios, la socialización en la violencia prepara tanto a los hombres como a las mujeres para aceptarla con mayor naturalidad (Gelles, 1997; Díaz Aguado, 2001). La violencia doméstica puede marcar para toda la vida a los individuos que conviven con padres que son agresores. Además hay que valorar el daño en cuanto al aprendizaje de la violencia que ello supone. La socialización en un ambiente de violencia doméstica aparece como un factor muy importante de la probabilidad de ser a su vez agresor o víctima en el futuro. El aprendizaje infantil del desprecio y el maltrato a las mujeres marca el código patriarcal en la mente de niños y niñas, con unos ejemplos difíciles de contrarrestar en la vida adulta. Según un estudio en los Estados Unidos, la propensión a recurrir a la violencia física era tres veces mayor entre los varones que habían visto violencia en su hogar que en el conjunto de la población masculina (Straus, Gelles y Steinmetz, 1980). Para acabar con la violencia hay que empezar desde el núcleo familiar, educando en igualdad y evitando que se perpetúe la cadena generacional de violencia apartando a los menores del progenitor maltratador. Entendemos que la retirada de la custodia es una necesaria medida preventiva y protectora para los menores y sugerimos que pueda retomarse la relación paterno filial a través de unas visitas tuteladas en los puntos de encuentro, valoradas por profesionales. Desde la Fundación Ana Bella estamos prestando un servicio de atención sicológica gratuito a los hijos y las hijas de mujeres maltratadas y está dando muy buenos resultados la terapia a través del psicodrama con marionetas.
Isabel García