Abstenerse las feas
Ahora ya sé por qué no he logrado presentar cualquier informativo del mediodía. Ni cualquier informativo de la noche. Ni cualquiera de los de primera mañana. Y, ni siquiera, los de madrugada o los del fin de semana. Me falta belleza. Sí, belleza. No necesito ningún máster en televisión, ni dominar idiomas, ni acumular muchas horas de prácticas… y, por supuesto, si me apuráis, no hubiera necesitado ni terminar la licenciatura de Periodismo. Y es que no sería de extrañar que en un futuro, no muy lejano, apareciese un pie de página con el “abstenerse las feas” cuando se busquen presentadoras de telediarios. Helena Resano, Cristina Villanueva, Sara Carbonero, Cristina Saavedra, Marta Fernández, Mónica Carrillo,… ¿alguna fea? Ninguna.
Vamos, que si los ingredientes que llevan años vendiéndonos de objetividad, credibilidad, neutralidad y, entre otros, rigurosidad los mezclan con una cara guapa y joven, por su puesto, mejor que mejor. Pero claro, una cara guapa femenina, no nos confundamos. Porque aquello que nos cuentan en la facultad de que en el mundo de la televisión la apariencia externa del producto es determinante parece medirse con un doble rasero, el de los hombres y el de las mujeres. Soy consciente de que en ningún caso la profesionalidad y la juventud o belleza están reñidas, pero esta característica común, tan llamativa entre las mujeres, no la encontramos tan evidente entre los hombres del telediario. ¿Qué diferencias hay entre la imagen que ha de proyectar una comunicadora de la de un comunicador? ¿Por qué entre las mujeres la juventud parece ser un valor, y entre los hombres lo es la madurez? ¿Es más importante la juventud y belleza en una mujer que en un hombre a la hora de conducir un telediario? Lo que sí está claro es que… jóvenes estudiantes de Periodismo, si sois feas, abstenerse a enviar vuestras candidaturas a televisión, no recibirán respuesta.
Isabel García
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