
Un 30% de los adultos sufre problemas derivados de la astenia primaveral
Tres de cada diez adultos sufren problemas de astenia primaveral según informa Nascia, gabinete especializado en el tratamiento de problemas derivados del estrés y la ansiedad. Entre sus causas funcionales están los trastornos derivados del sueño, muy comunes en el cambio de estación; los cambios de horario; las nuevas condiciones ambientales como la luz y presión atmosférica; y el cambio de rutinas pueden afectar al organismo hasta alterar la segregación de la melatonina, hormona que regula el sueño. Todo ello desemboca en un cuadro de cansancio generalizado, falta de energía, dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, nerviosismo y problemas de concentración, que generan situaciones de estrés.
En los últimos dos años, las consultas y tratamientos para combatir la astenia primaveral se han incrementado un 20% entre la población adulta, siendo especialmente sensible el colectivo de las personas mayores.
Para Pablo Muñoz Gacto, Director de Nascia, ha señalado que este síntoma “no se trata de una enfermedad en sí, sino más bien un cúmulo de alteraciones de los ritmos biológicos que llevan al cansancio, desmotivación y cambios de humor frecuentes. Combinando una serie de pautas con técnicas de control a través de biofeedback se puede mejorar la concentración, la conciliación del sueño y el estado general de cansancio que sufren las personas con astenia primaveral”.
La persona debe de ser capaz de reconocer las señales que le da su cuerpo para que pueda llevar a cabo mecanismos que le ayuden a volver a la normalidad. Existen una serie de pautas que desde Nascia se recomiendan para combatir la apatía primaveral como el cuidado de la respiración; para desactivar la tensión muscular que provoca este cuadro de astenia, es conveniente realizar algunos estiramientos; practicar el ejercicio físico moderado durante al menos 30 minutos diarios estimula la producción de endorfinas y aumenta el tono vital; mantener unos horarios fijos de descanso que ayuden a encontrar de nuevo el equilibrio del organismo; y finalmente comer saludablemente.
Para una mayor efectividad, estas pautas pueden combinarse con tratamientos basados en biofeedback que nos ayudan a obtener información de nuestras variables fisiológicas y así poder realizar una serie de ejercicios para entrenar nuestra respiración y mejorar nuestro estado de bienestar general.