28 de Mayo: Día Internacional de la Salud de la Mujer
Hoy 28 de mayo el mundo celebra el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, que se instituyó en 1987 con la idea de conseguir cambiar las prácticas peligrosas para la salud de las mujeres. Y que aun cuando se han realizado algunos progresos, las sociedades del mundo entero siguen fallando a la mujer en momentos clave de su vida, particularmente en la adolescencia y la vejez. Estas son las conclusiones del informe más completo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta la fecha sobre la salud de la mujer a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la vejez pasando por la niñez, la adolescencia y la edad adulta.
Las mujeres dispensan la mejor parte de la atención sanitaria, pero pocas veces reciben la atención que necesitan
En el mundo entero, el grueso de la atención sanitaria está a cargo de las mujeres, ya sea el hogar, en la comunidad o en el sistema de salud, y sin embargo, en esa atención aún no se abordan las necesidades y los problemas específicos de las mujeres a lo largo de su vida.
Hasta el 80% de toda la atención de salud y el 90% de la atención de enfermedades relacionadas con el VIH/Sida se prestan en el hogar, casi siempre por parte de mujeres. No obstante, con demasiada frecuencia, las mujeres carecen de apoyo, de reconocimiento y de remuneración en esa función esencial.
A la hora de atender a las necesidades de salud de la mujer, es más probable que se disponga de ciertos servicios, como la atención durante el embarazo, que de otros como los de salud mental, violencia sexual y detección y tratamiento del cáncer de cuello de útero.
Por otra parte, en muchos países los servicios de salud sexual y reproductiva tienden a centrarse exclusivamente en las mujeres casadas dejando de lado las necesidades de las que no lo son y de las adolescentes. Son pocos los servicios que se ocupan de otros grupos marginados de mujeres, como las consumidoras de drogas por vía intravenosa, las pertenecientes a minorías étnicas y las mujeres de las zonas rurales.
Las mujeres viven más que los hombres, pero esos años suplementarios no siempre se acompañan de buena salud
El VIH, las dolencias relacionadas con el embarazo y la tuberculosis siguen siendo unas de las principales causas de muerte de las mujeres de entre 15 y 45 años en el mundo entero. No obstante, a medida que la mujer envejece, las enfermedades no transmisibles pasan a ser las principales causas de defunción y discapacidad, particularmente después de los 45 años.
En todo el mundo, los ataques cardíacos e ictus, con frecuencia considerados problemas «masculinos», son también las dos principales causas de muerte de las mujeres. Como las mujeres suelen presentar síntomas diferentes que los hombres, las cardiopatías muchas veces no se les diagnostican correctamente. También tienden a padecer estas enfermedades más tarde que los hombres.
Dado que las mujeres suelen vivir en promedio entre seis y ocho años más que los hombres, representan una proporción creciente de la población de mayor edad. Las sociedades tienen que prepararse ya para abordar los problemas de salud y los costos asociados con la tercera edad y prever los grandes cambios sociales que se producirán en la organización del trabajo, la familia y el apoyo social.
A pesar de algunas ventajas biológicas, la mujer se ve afectada en su salud por una situación socioeconómica inferior
La falta de acceso a la educación, a cargos de responsabilidad y al ingreso puede limitar las posibilidades de la mujer de proteger la propia salud y la de su familia. Aunque existen grandes diferencias respecto de la salud de la mujer entre las regiones, los países y las clases socioeconómicas, las mujeres y las niñas afrontan problemas similares, en particular la discriminación, la violencia y la pobreza, que aumentan su riesgo de mala salud.
Por ejemplo, en el caso del VIH/Sida, el riesgo que entraña la diferencia biológica se agrava en las culturas que limitan el conocimiento de la mujer acerca del VIH y su posibilidad de negociar relaciones sexuales seguras.
Se necesitan cambios y medidas de política en el sector de la salud y fuera de él
En el informe se procura identificar áreas clave de reforma, tanto dentro como fuera del sector de la salud. Ello comporta determinar mecanismos para establecer un liderazgo más firme con la plena participación de organizaciones femeninas, fortalecer los sistemas de salud para que atiendan mejor las necesidades de las mujeres a lo largo de su vida, propiciar cambios en la política pública para conocer de qué manera los determinantes sociales y económicos de la salud afectan adversamente a las mujeres, y dotarse de una base de conocimientos que permitan un mejor seguimiento de los progresos.
Las estrategias para mejorar la salud de la mujer también deben tener plenamente en cuenta la desigualdad de género y abordar los obstáculos socioeconómicos y culturales concretos que impiden a las mujeres proteger y mejorar su salud, se señala en el informe.